Ponferrada. Optimismo y pesimismo

EL NÚMERO de mayores de edad censados en nuestra ciudad era 52.972 al 1 de Enero de 2004; cuatro años después, es de 53.771; el incremento en cuatro años es, por tanto, de 799 personas que, anualmente y en términos porcentuales, roza el cero. De las 30 ciudades de España de similares características poblacionales, la ciudad de Ponferrada es, junto con otras 7, la que ha experimentado un crecimiento del Censo inferior a 1.000 habitantes; muy por encima de este crecimiento están, sin embargo, 18 ciudades. El número de nuevas viviendas en estos mismos cuatro años supera anualmente el millar, según el exitoso dato que ha venido facilitando el Ayuntamiento de Ponferrada. Quiere esto decir que asignando cada nueva vivienda a solo una persona mayor de edad supone necesariamente un incremento superior a 3000 viviendas vacías, más de 3000 posibles jóvenes que deberían estar residiendo en ellas y no lo están. Cuantas más viviendas se presentan como éxito, más grande es el fracaso y la fractura social y económica, más propiedad depositada en manos muertas existe. La realidad, por mucho que se quiera edulcorar con rotondas, macrocomercios o planes urbanísticos, indica que el esfuerzo municipal no se ha dirigido al crecimiento de la calidad de la ciudad, al crecimiento industrial o al crecimiento de los servicios que pudieran retener a los jóvenes; estos, como se deduce de los datos, no permanecen, sino que deben buscarse su futuro fuera de la misma. Y esto es así porque el supuesto éxito se ha dirigido exclusivamente, al rebufo de los aires del crecimiento de la construcción que ha penetrado todas las ciudades españolas, a una ciudad profundamente provinciana donde solo preocupan los procesos especulativos del suelo que, aunque fáciles y productivos en el corto plazo para algunos, carecen de horizonte social en el medio y en el largo. Los intentos del gobierno central, cada vez más firmes y plausibles, vienen a sortear estas miopes políticas municipales, con la finalidad o en la búsqueda de un crecimiento virtuoso, no especulativo, que genere, poco a poco, empleo directo de gran calidad, empleo indirecto empresarial y empleo inducido, derivado del mayor crecimiento, en los servicios. Ha dispuesto de tres imprescindibles herramientas para conseguirlo: el órgano a través del cual se canalizan los proyectos: la Fundación Pública «Ponferrada Ciudad de la Energía-Ciuden, el Presupuesto Público que ya se está ejecutando y el Compromiso Político con el presente y con el futuro de la ciudad. Es hora ya de que las políticas autonómicas, municipales y universitarias, dejen de alimentar dudas y se alineen de manera clara y contundente con estos objetivos a través de su propio esfuerzo presupuestario, con su colaboración aportando suelo en el territorio y con el imprescindible compromiso educativo en especialización universitaria. Hoy por hoy, la fórmula para crecer que le queda a esta ciudad tiene mucho que ver con la ventaja competitiva que ha determinado su pasado: la energía; no hay a la vista ningún otro proyecto de sostenibilidad y de respeto con el territorio de mayor oportunidad y originalidad que este y que nos llega con el impulso de un presidente del gobierno de España. Dudar de esta oportunidad o entorpecerla es un acto de irresponsabilidad, cuando no de traición, con el futuro de esta ciudad. Aprovechemos, pues, el impacto económico que generarán las grandes infraestructuras que asoman -autovía y ferrocarril- para junto con la investigación y el turismo sostenible, convertirnos en una ciudad especializada en empleo medioambiental y energético, en empleo de investigación, y en empleo rural de calidad