Rojo, verde, negro

ALGUIEN invocó a la buena suerte, y parece que en este rincón del Noroeste la magia aún funciona. Porque son muchos los que creen que a oferta más demanda hay que añadirle más. Que ya nos lo contó Roberto Bolaño en esa novela que se llama 2066: « La vida es demanda y oferta u oferta y demanda, todo se limita a eso, pero así no se puede vivir. Es necesaria una tercera pata para que la mesa no se desplome en los basurales de la historia, que a su vez se está desplomando permanentemente en los basurales del vacío. Así que toma nota. Esta es la ecuación: oferta+demanda+magia. ¿Y qué es magia? Magia es épica y también sexo y bruma dionisiaca y juego ». Y ahora toca ponerse a trabajar en la oferta y la demanda, pero en este territorio nuestro tan abundante en épica y brumas -espero que en lo otro también- partimos de la ventaja de unos recursos especiales para sacar adelante proyectos como el de Rojo, Verde, Negro. Hablo del proyecto «Bierzo RNV» del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con un presupuesto de seis millones de euros. Un programa ambicioso de recuperación del Patrimonio Natural y Cultural de nuestra comarca. Rojo, por Las Médulas; Verde, por Castro Ventosa; Negro, por los afloramientos fosilíferos de Igüeña y Valdesamario, donde se han documentado recientemente restos fosilizados del Carbonífero Superior en un excelente estado de conservación, y que poseen un interés internacional. Al parecer, sólo hay restos de este tipo de vegetación en Irlanda y en la zona del Rin, y son únicos en la Península Ibérica. En Castro Ventosa, la empresa local Terrarqueos ha finalizado la primera fase de excavación -son tres fases- con unos 300 metros excavados y menos de un metro de profundidad, donde ya afloran estructuras de tipo doméstico. Esperemos el informe del CSIC. Además se están comprando los terrenos intramuros, y se pretende construir, probablemente cerca del Castro, una Estación de Campo, con alojamiento para investigadores, almacenes, laboratorios y salas de exposición. Me gusta subir al viejo Castro Ventosa, al origen, al símbolo del territorio Bergidense, hacer la ronda y mirar en las cuatro direcciones. Lo necesitan mis huesos, lo necesita mi «animal político», atento a lo que se hace con nuestro dinero y en nuestro Patrimonio, pero sobretodo, lo necesita mi «animal poético», siempre a la búsqueda de verdad y belleza, de lo épico y lo mágico, porque donde hubo, siempre queda.