Diario de León
Publicado por
FERMÍN LÓPEZ COSTERO
León

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QUIENES han nacido encima de una bodega forman parte, desde que la elaboración de vino señala el principio verdadero de los tiempos, de una cofradía esotérica y hermética, cuyos miembros cabalgan a lomos de etéreos corceles entre los pámpanos. Quienes han dormido arrullados por el borboteo sutil de la fermentación conocen el valor de la obra bien hecha y son expertos en el placer diletante. Quienes han vivido parte de su infancia colgados de la palanca de una prensa no han necesitado caer dentro de ninguna marmita de poción mágica, pues la fuerza que los hace irreductibles no proviene de la ingestión de ningún líquido más o menos espirituoso, sino del conocimiento de la más secreta de las alquimias. Con el paso de los siglos -de los milenios, incluso- esta cofradía a la que me refiero se ha ido extendiendo por todos los continentes. Tal y como sucede con otras muchas hermandades de diverso signo, ésta también es muy dada a procesionar; de hecho, cuenta con dos tipos de procesiones: las colectivas, que, lógicamente, son aquéllas en las que intervienen grupos más o menos numerosos, y las individuales, que en ocasiones también se realizan en pareja y a lo largo de improvisados recorridos. Lo mismo en unas que en otras, se trata de desfiles realizados con una discreción absoluta y que pasan totalmente desapercibidos . Además, esta cofradía tan íntima y secreta que ni siquiera tiene nombre, también es integradora -que no integrista-, pues acoge en su seno tanto a hombres como a mujeres, sin tener en cuenta ninguna otra particularidad. Pero, lamentablemente, esta congregación está condenada a desaparecer, por falta de nuevos cofrades. Los cachicanes de esta cofradía tan peculiar tardaron en darse cuenta de que, desde hace tiempo, la inmensa mayoría de los niños y niñas nacen en los hospitales, con lo cual ya no se cumple el precepto 1.1 de sus sagrados estatutos. En nuestra política provincial y comarcal también existen cofradías esotéricas. Aunque, si las comparamos con la hermandad que constituimos las personas que hemos nacido sobre una bodega, se diría que en ellas predomina el carácter etílico sobre las esencias vitivinícolas y enológicas. Por este motivo, en El Bierzo, los representantes de algunas agrupaciones políticas parece que militan en otras de signo contrario; y, en tiempo de elecciones, hay quien escruta votos ajenos entre los propios (y viceversa). Esta manera de proceder parece que beneficia a quienes sacan los cestos, pero los vendimiadores cada vez están más confusos.

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