LA TRILLADORA
Una cura interna
MENUDA Semana Santa les han dado los mandamases del PSOE a sus díscolos compañeros de Ponferrada, Cacabelos y Toral de los Vados, a quienes han relegado al calvario de llevar a cuestas una cruz con un peso de dos años de suspensión de militancia por descarriarse y no seguir los consejos y pasos del pastor. Y es que al final, ya puede haber ovejas que den mucha leche y lana, que como el pastor las tenga enfiladas... no sean ustedes malpensados; sencillamente las aparta del rebaño. Y llegados a este punto, y con las urnas como vara de medir, bien se sabe dónde están las churras y dónde las merinas. Si a veces puede darse aquello de que "con la Iglesia hemos topado", en política podría decirse que "con el aparato del partido hemos topado", o incluso si cabe, estrellado. Y mira que después durante la legislatura hay que soportar el ya asqueante y manido tópico de que si en el partido se permiten varias tendencias, diferentes posturas, que si la democracia empieza por la democracia interna en la propia formación, bla, bla, bla... Pero el caso es que después, como se suele decir, el que se mueve no sale en la foto, y al que casca, le cascan. No pretendemos aquí defensas o ataques hacia unos y otros, sino dejar constancia de la palmaria falta de salud a nivel orgánico a la que a día de hoy, más que nunca, estamos por desgracia asistiendo día tras día. En los partidos da la sensación de que, más que a aportar ideas y soluciones y generar propuestas, se está a la lucha titánica por permanecer lo mejor situado posible en la parrilla de salida. Y los ciudadanos, en la otra orilla, contemplando estoicamente, a través de los medios de comunicación, las batallitas internas de estos servidores de lo público a los que pagamos el sueldo con nuestros impuestos. Si es que se pasan horas y horas sumergidos en dinámicas conspiratorias, ven fantasmas por todas partes y algunos incluso ya padecen manía persecutoria. Y lo que ya es el despiporre es cuando sueltan aquello de que están aquí para servir a la ciudadanía, seguido de la mítica frase de que los trapos sucios se lavan en casa. Si después son los primeros en, interesadamente, airearlos a los cuatro vientos a las primeras de cambio. En fin señores, que lo que realmente nos interesa a los ciudadanos es cómo gestionan nuestro dinero y no sus crisis internas. Si alguien quiere dar espectáculo, qué mejor que el circo para sentirse realizado de esa forma.