Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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HACE ya varios años se me ocurrió escribir que algún día el Bierzo se conocería en todo el mundo por sus vinos. En aquella época comenzaba a hablarse de nuestros buenos caldos, sin embargo, aún no estaban a la altura de un Rioja o un Ribera del Duero, ni tenían proyección internacional, y si la tenían era poca y harto desconocida. En la actualidad, hay al menos medio centenar de vinos con D.O. Bierzo que aspiran a afianzarse en nuevos mercados nacionales, incluso internacionales, lo cual resulta muy interesante y alentador para los bodegueros bercianos y aun para nuestra identidad berciano-leonesa. El vino puede ser una buena seña de identidad. Qué duda cabe. Durante el mes de marzo han sido varias las ferias en las que han participado vinos bercianos. Y esta buena racha continuará en abril con la Feria Gourmet de Madrid. También hace años escribí que Woody Allen -gran aficionado al vino francés, en concreto al Gevrey-Chambertin- podría llegar a tomar vino del Bierzo en la Gran Manzana neoyorkina, o bien después de tocar el clarinete o filmar alguna de sus películas, sobre todo ahora que lo vemos con frecuencia en nuestro país, bien en Oviedo, A Coruña, Madrid o Barcelona. Dicho sea de paso, es una pena que el cineasta y showman neoyorkino no viniera a visitarnos a Ponferrada, luego de invitarlo formalmente el año en que le concedieron el Príncipe de Asturias. El Bierzo, y en concreto el Bierzo Bajo, es tierra de vinos. Y para quien nació encima de una bodega, como el amigo Fermín de Cacabelos, y quienes hemos vivido varias vendimias en La Solana y "estripas" en el lagar de Santiago "Teresín", no nos resulta sorprendente que el Bierzo, incluso el Bierzo Alto, sea hoy una comarca tan importante, como lo es la Borgoña, el reino del Señor Vino, en Francia. Conviene recordar que el Bierzo y La Borgoña son tierras con cierto parecido, según los expertos vitivinícolas, no sólo en lo tocante al vino -quede claro-, sino en cuanto a castillos y fortines feudales. Puedo dar fe de ello porque creo conocer ambos «países». Que el Bierzo Alto haya logrado, en estos últimos años, caldos como Cepas, Bembibre, Losada... es un orgullo. Eso sí, gracias a extraordinarios enólogos como Amancio pues la acidez del característico mencía berciano se ha convertido en una delicia para cualquier paladar fino. Y las ya famosas y tradicionales viñas de Viñales -de ahí su nombre-, San Román de Bembibre y alrededores han vuelto a resurgir con fuerza y vitalidad. Larga y estimulante vida al vino berciano.

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