¡La Literatura pa' las mujeres!

EL INSTITUTO de Estudios Bercianos -esa entidad que trabaja desde hace décadas en la repoblación cultural de nuestra comarca- ha concedido, el pasado lunes, sus Premios Didácticos «Bérgida», que están dirigidos al alumnado de E. S. O. y de Bachillerato. Se trata de distinguir a los mejores trabajos de investigación, de creación literaria y plástica sobre la obra de algún destacado escritor de nuestra comarca, y en esta ocasión el estudiado fue el cacabelense Raúl Guerra Garrido. El caso es que uno de los galardones recayó en el trabajo presentado por un grupo de alumnas del Instituto Bergidum Flavium de Cacabelos, coordinado por el profesor Pedro Vega Cuervo. Mientras que el otro premio se lo llevaron alumnos del Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada, dirigidos por el profesor Marino Castro Antolín. Aunque pertenecientes a promociones distintas, tanto Marino -bregador infatigable también en el I.E.B.- como Pedro -que además es un excelente poeta- pertenecen a esa raza indestructible de profesores vocacionales, a los que da igual el tipo de alumnado al que los arrojen o la naturaleza de las leyes que rijan su labor docente. Pero, aparte de esto, a mí me llamó la atención que, en el caso de Cacabelos, fuesen únicamente chicas las que participaron en el certamen. Tal vez a sus compañeros no les interese la Literatura. Hay muchos alumnos que consideran que las asignaturas de letras son un aburrimiento y una solemne estupidez o pérdida de tiempo, pues exigen estar siempre leyendo y, lo que es peor, escribiendo y pensando sobre lo que se lee. Las asignaturas «técnicas» tienen mucho más éxito, pues parece que exigen hincar menos los codos y que resultan más útiles para procurarse un curro. Además, a estos alumnos escépticos -igual que a muchos de sus padres- no les cabe en la cabeza que eso de leer libros y entender su contenido sirva para ganar dinero, que es a lo que se viene al mundo en Occidente. Luego están los alumnos que desean comprar cuanto antes un bemeuve pa' derrapar en las rotondas; pero los billetes para adquirirlo no se encuentran entre las páginas de La regenta, ni mucho menos entre las de las Églogas de Garcilaso. La pasta gansa se obtiene dando yeso o haciendo más horas que el reloj en alguna empresa innovadora y competitiva (I+D+i). Ahora entiendo por qué Zapatero confía tanto en ELLAS. Yo voy a escribir muchas columnas, a ver si así puedo comprarme un bemeuve y desmonto la teoría de esos alumnos que no aprecian la Literatura.