Diario de León

LA FRAGUA DE FURIL

A la espera de un impulso al parque temático minero Movimiento y emoción

Publicado por
MANUEL CUENYA - m. e. | fabero
León

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Desde el cierre en el año 2002 del último grupo minero que laboreaba en el municipio, Fabero, con un centenar de años ligado a la minería y concretamente a la explotación del carbón antracita que le hizo merecedor del calificativo «Fabero calefacción de España», se ha resistido a que con el cierre de su última mina se enterrasen cien años de la historia del municipio, de sus familias, ligadas mayoritariamente a la mina. Y apostó por mantener ese compromiso con la mina, conservando los muchos vestigios mineros existentes y cultivando la cultura minera para mostrarla a los demás. Esa voluntad se ha revalidado este mes de abril con la celebración de las Jornadas Gastronómicas y de Tapas Mineras de Fabero, en las que participaron 26 establecimientos hosteleros de Fabero, Lillo del Bierzo y Otero de Naraguantes y gran afluencia de público llegado de todos los rincones del Bierzo, comarcas de Laciana o Maragatería, y de diversas localidades de la vecina Asturias, que han contribuido a consolidar definitivamente esta iniciativa. El fin de semana reforzó la celebración del Congreso y Feria Internacional de Turismo Minero, financiado por Asodebi, y que contó con la participación de ponentes de Francia y Portugal y de diversas zonas mineras de España. La voluntad de las autoridades municipales no sería suficiente si los faberenses no respaldasen mayoritariamente la iniciativa participando, los hosteleros que además de agasajar a los visitantes con suculentas tapas, se convierten en galerías de exposición de las labores y costumbres mineras. Y de la Asociación de Mineros de la Cuenca Fabero-Sil, que se ha entregado en cuerpo y alma ha la construcción de una mina simulada con sonidos reales. Y dando una extensa explicación sobre las diversas labores de la mina con ayuda de sendos videos sobre dichas labores. Y esto lo ha vivido la Directora General de Turismo, Rosa Urbón, y los faberense confían en que agilice ese anhelado parque temático de la minería, dotado en este momento con ocho millones de euros. DURANTE ESTOS últimos días hemos tenido la ocasión de asistir a varios saraos, tanto en Bembibre como en Ponferrada, los sitios con más chispa cultural del Bierzo, aunque en ocasiones uno desconfía de lo cultural como algo postizo, carnavalesco, impuesto desde las altas esferas, y prefiere lo natural, lo genuino, como forma de vida, y como una suerte de contracultura, que nos haga ser más sencillos y humanos. Uno se siente muy a gusto en medio de la naturaleza, lejos de los ruidos, incluso de los ruidos informativos, cerca del silencio y a veces de la soledad, esa soledad querida, imprescindible para reflexionar acerca de la realidad o el misterio de algunas cosas, para reencontrarse con el yo más íntimo, ese que lucha por buscar el equilibrio perfecto en un contexto no siempre favorable, perverso a veces, ese yo que intenta abrirse paso entre las «trampas» religiosas, morales¿ siempre coercitivas, y ese ello instintivo, animalesco, vital, subconsciente que también nos ayuda a sobrevivir en el bosque urbano, entre la fauna humana. La villa del Benevívere sigue con sus Tardes de autor, donde hace unos días escuchábamos a Guerra Garrido, berciano de Madrid, y aún del País Vasco, pues «el Bierzo de Raúl es un estado de ánimo y una obsesión». Las tardes de autor continuarán con el entrañable Pereira, berciano de pura cepa, al que seguimos con reverencia, porque su literatura está impregnada de viaje, sorna y sensualidad, algo poco común entre el leonesismo castizo y polvoriento, habituado a andar por el desván y hacer uso/abuso de los chascarrillos, ese leonesismo que desconoce la ternura y el fino sentido del humor como ingredientes básicos en la vida/literatura. Ponferrada nos ha brindado la Semana de la Radio y las Jornadas sobre Carnicer, buena ocasión para hacer amigos y conocer la obra y persona de este gran escritor, que nos hace sentir en movimiento, mientras recorremos con emoción las sendas de Donde Las Hurdes se llaman Cabrera, grabadas en nuestra memoria afectiva, como huella han dejado las aguas del Curueño. El río del olvido, de Llamazares, que logran que amemos los viajes y la literatura de viajes por encima de todo, incluso la mediocre literatura de viajes, porque en el viaje está el movimiento y la emoción, el sentido de nuestra existencia, que en el fondo es un viaje hacia la nada. Por ahora sigamos caminando por el mundo «alante», en busca de una ternura que nos eleve por encima del bien y del mal, que nos haga sentir vivos, con ganas de amar y ser amados.

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