Una de lenguas
VAYA POR DELANTE mi adoración por la lengua de Castelao. Me alegro de que la lengua gallega se enseñe con libertad en el Bierzo como se está haciendo: si yo hubiera aprendido a hablar gallego a tiempo no hubiera tenido necesidad de predicar en Viaríz el señor Ignacio, aquel santo. Si no entiendo ninguna guerra, tampoco las guerras linguísticas que, por lo que veo persisten incluso en este territorio que el escritor Jon Juaristi define como el paraíso políglota, después de demostrar que durante el franquismo más que el gallego en sí se perseguía a galleguistas contrarios al régimen, como en Cataluña no era lo mismo escribir en catalán en La Vanguardia que desde los núcleos o nichos de resistencia antisistema. No entiendo esa clase de cruzadas absurdas, pues con Pesoa pienso que hablar un idioma es bueno siempre para el otro idioma, que el saber no ocupa lugar y que por la fuerza no se imponen las hablas o fablas, sino por razones prácticas generalmente económicas, así es como se abren camino o fenecen las lenguas. Viene todo eso a cuento de que hace cuatro días se celebraba el centenario de Curros Enríquez en la vecina Celanova, con homenaje compartido por otro poeta de allí y amigo tantas veces recordado Celso Emilio Ferreiro, acto al que había anunciado su presencia el ministro de cultura César Antonio Molina, pero se olió a tiempo la tostada, quizá al conocer el nombre del presentador, el también escritor local Méndez Ferrín, de modo que el ministro no asistió, pero el oficiante dejó bien claro que «ninguna fuerza maligna prevalecerá contra la lengua gallega ya que los tiempos de la libertad aún no son llegados». De modo que habrá que seguir en la loita o dando la tabarra, digo yo, habrá que seguir insistiendo, pues como enseña el padre Fortea, uno de los cinco exorcistas que mantiene operativos en España la Iglesia Católica, «si a las tres horas de exorcismo el demonio no sale del cuerpo del poseído, hay que dejarlo para otro día». Lo que no entiendo, repito, es la actualidad de semejante combate en defensa del gallego cuando la política lingüística del actual gobierno bipartito de la Xunta obliga a que los profesores de Francés o Inglés que quieren asistir a cursos de perfeccionamiento en aquellos países, superen previamente el curso de gallego nivel 2. Actualmente sólo se imparten en español Música, Educación Física y Lengua Española, las asignaturas troncales todas se imparten en gallego.