La alemana hallada en Médulas lleva medio año en la morgue del Hospital

El domingo 18 de noviembre del año pasado los perros de un grupo de cazadores encontraban en el fondo de un barranco los restos mortales de la turista alemana de 63 años, Edda Scheneider, desaparecida misteriosamente en Las Médulas un año y medio antes, un lunes 29 de mayo de 2006, cuando visitaba la zona con su marido. Ayer, el cadáver de la turista cumplió exactamente seis meses en el interior de una cámara frigorífica del Hospital del Bierzo. Su cuerpo sigue en la comarca y permanece en el depósito de autopsias del centro sanitario por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Ponferrada. Los restos de la mujer no han podido ser repatriados a Alemania desde que fue encontrada hace ahora medio año porque no se ha podido finalizar la instrucción judicial. Y ello, -curiosamente, y contra lo que se pudiera pensar en un momento-, no por dejadez judicial, ni tan siquiera por la huelga de meses vivida recientemente en la Justicia. Se debe a que falta un informe sobre el resultado de los análisis que debe elaborar el Instituto Nacional de Toxicología, en Madrid. Según confirmó este periódico, esta situación se produce como el típico caso de la pescadilla burocrática que se muerde la cola. El Juzgado número 1 no puede cerrar la instrucción, y permitir así el traslado de los restos humanos a Alemania, porque falta el informe preceptivo de los servicios forenses, los que han practicado la autopsia al cadáver de Edda Scheneider y que esclarecerá de forma definitiva las causas de su muerte. Y los responsables del área forense de Ponferrada y el Bierzo no pueden emitir su informe definitivo porque no cuentan en sus manos con los resultados de los análisis y el informe que han solicitado al Instituto Nacional de Toxicología. La cadena administrativa o burocrática está parada por un documento que tiene que llegar a Ponferrada desde la capital de España. Los objetos sí coinciden De esta forma, aunque los restos encontrados a unos cuatro kilómetros del lago Sumido, en Las Médulas, sí coinciden con los de Edda Scheneider, y su marido Burkard, identificó ropas y objetos que portaba, faltan los resultados de los análisis toxicológicos. En principio, todo apunta a que la muerte de la turista alemana fue debida a que se precipitó por el barranco tras desorientarse, al dejarla su marido sola mientras éste hacía unas fotos. De hecho, aunque se cree que su muerte no fue por causas de violencia, presentaba un torniquete hecho en una de sus piernas con su cinturón. Pese a las intensas búsquedas de la Guardia Civil y vecinos, sólo la casualidad permitió su hallazgo más de un año después en una cacería de domingo.