Inauguración a lo grande
El equipo de gobierno recuperó ayer las ceremonias vistosas en uno de los momentos más encendidos de controversia política. El vecindario respondió con una presencia masiva en el acto
Las inauguraciones un punto grandilocuentes que los populares han realizado en Ponferrada y que tan poco han gustado a sus antagonistas municipales volvieron ayer a la escena política con la colaboración desinteresada de cientos de vecinos que se sumaron a un acto breve, pero llamativo por su puesta en escena. El estreno, en el que el obispo Osmundo y el rey Alfonso VI teatralizaron la fundación de la ciudad y no faltaron los fuegos de artificio, se produce en una etapa muy tensa entre el ejecutivo Riesco y la oposición por casi cualquier asunto de la gestión. Acaso por eso el alcalde se deshizo en elogios hacia la glorieta -que señaló que se convertirá «en seña de identidad» de Ponferrada- y anunció otra en La Placa. La inauguración resultó también a lo grande físicamente, ante la vista de las imponentes estampas de tres metros de bronce de los fundadores de Ponferrada, apoyadas sobre dos basas de granito que semejan las dos partes del puente que da nombre a la ciudad.