La glorieta de Correos deja en vías de extinción los semáforos en el centro

La inauguración de la nueva glorieta de Correos dijo anoche adiós a meses de complicaciones en la circulación de vehículos por el centro de Ponferrada y paralelamente colocó al borde de la extinción la presencia de semáforos en las arterias principales del corazón de la ciudad. El estreno, que concitó a numerosos vecinos en torno a una teatralización en la que los fundadores de la ciudad se convirtieron en protagonistas, sirvió para presentar en sociedad una obra en la que se ha invertido casi un millón de euros y que ha estado a punto de agotar la paciencia de no pocos conductores y vecinos del barrio de Los Judíos. El resultado de la intervención urbanística, sin embargo, colmó las expectativas de los asistentes a la celebración y por supuesto del alcalde, Carlos López Riesco, quien puso el acento no sólo en la calidad estética de la obra, sino también en las perspectivas que se abren para la agilización del tráfico rodado en general y en particular en la desembocadura de General Vives con avenida de América. La intersección de Correos es la decimotercera del corazón de la capital berciana que ve desaparecer la regulación semafórica tradicional en la última década, aproximadamente. Ahora mismo sólo resisten con semáforos los cruces de la avenida de Las Huertas con La Puebla y de avenida de Valdés con Camino de Santiago. Los acabados en granito y las colosales esculturas en bronce de los «padres» de Ponferrada, el rey Alfonso VI y el obispo Osmundo, son las principales señas de identidad de la nueva plaza circular, cuyo epicentro tiene 16 metros de diámetro. En los 4.000 metros de superficie en los que ha actuado la constructora CRS se han sustituido los contenedores convencionales de basura por modernas islas ecológicas y se han colocado nuevos bancos, papeleras y farolas. Además se ha aprovechado el levantamiento del antiguo asfaltado para renovar unas redes de infraestructuras básicas de las más vetustas de toda la ciudad.