Diario de León

Un verano lejos de desierto

Siete niños saharauis procedentes de Hagunia, en El Aaiún, llegaron ayer a Ponferrada para pasar el verano con familias bercianas. El próximo martes llega un nuevo grupo con una veintena de pequeños

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Vanessa Silván - ponferrada
Ponferrada

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Unos es la primera vez que pisan tierra española, otros llevan ya seis veranos pasando los meses de verano en el Bierzo, pero todos llegaron ayer al centro cívico de Flores del Sil con el mismo deseo, ir a la piscina. Y es que los meses de julio y agosto son muy calurosos en unos campamentos asentados en pleno desierto, cercanos a la frontera entre Argelia y la República Árabe Saudí Democrática (RASD), y que aunque han progresado en muchos aspectos todavía tienen muchas carencias. Las familias de acogida esperaban nerviosas la llegada del primer grupo formado por siete niños saharauis, la mayoría procedentes de Hagunia, una dahira -especie de pueblos en los que se divide cada uno de los cuatro campos- perteneciente al distrito o wilaya de El Aaiún. Los más pequeños, muy tímidos ante las preguntas de los periodistas, sólo se atrevían a decir si a todo, mientras que otros como Fadli, con once años y ya tres veranos en la comarca, lo primero que hizo al bajar del coche fue pedir a su familia de acogida que lo llevasen a la piscina o al río. «Lo primero que me dijo, vamos a la piscina», explicaba uno de los padres de acogida. Otra de las veteranas, Hendu, de 14 años y seis años pasando los meses de julio y agosto con familias bercianas, no podía quitar la sonrisa de la cara mientras que en un perfecto español hablaba de las amigas que ya tiene aquí y las largas tardes en la piscina. Pero en estos sesenta día, los niños saharauis no sólo se divierten y disfrutan alejados de las condiciones extremas del Sahara, sino que gracias a este programa de acogida son sometidos a chequeos médicos y reciben una buena alimentación, lejos de las escaseces que pasan el resto del año en los campamentos. «Llegan con parásitos, bajos de hierro y, en general, bastante desnutridos», explicó Nieves Álvarez, una mujer de posada que lleva doce años participando en el programa de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharauis y con «seis hijos adoptivos». «Es muy gratificante», reconocían ayer las familias, quienes coninciden en destacar que la colaboración «merece la pena». El próximo martes llegará un segundo grupo -que tenía que haber llegado este martes- formado por 21 niños.

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