Diario de León

El Bembibre modernista sobrevive

La capital del Bierzo Alto conserva una veintena de edificios protegidos por el PGOU, los más representativos, en la antigua calle señorial de Susana González y en la plaza Mayor

La antigua casa de Higinio González, «en los límites de las sombras»

La antigua casa de Higinio González, «en los límites de las sombras»

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M. A. Cebrones/ Carlos Fidalgo - bembibre
León

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El Modernismo tardío dejó en Bembibre un puñado de edificios singulares, casi todos en una calle señorial que unía la plaza Mayor con el entonces pujante barrio de La Estación, y donde se mudaron notarios, comerciantes, médicos y otros hombres de dinero. Las casonas de la calle Susana González, y alguna de la propia plaza del Ayuntamiento como el emblemático inmueble de la Ferretería Villarejo, todavía permanecen en pie a punto de cumplir cien años en algunos casos y forman parte del catálogo de edificios protegidos por el último Plan General de Ordenación Urbana. La reciente polémica sobre la descatalogación de la Casa del Notario, sin embargo, ha demostrado que el viejo Bembibre sobrevive, pero es posible que nunca sea eterno. La redacción del Plan general de Ordenación Urbana (PGOU), en vigor desde el año 2006, obligó al Ayuntamiento a registrar un porcentaje de edificios protegidos con los que, según el alcalde, Jesús Esteban «Bembibre no contaba». Ese fue el caso de la llamada Casa del Notario, reconstruida en 1945 tras un incendio, y que no hubiera sido catalogada si no hubiera hecho falta «para alcanzar el porcentaje exigido en el PGOU», reitera el alcalde. El malestar de los vecinos ha podido más que los planes de edificar en todo el solar y finalmente el equipo de gobierno ha decidido mantener la protección sobre la casa y la chimenea industrial próxima y buscar una solución intermedia alterando el proyecto de la nueva edificación. En la misma calle Susana González se encuentra otra manzana de casas que las nuevas alturas de los edificios en construcción próximos han dejado pequeñas. Es el caso de la casa de ladrillo que perteneció al comerciante Higinio González. Ninguna sombra altera la casa en la que vivió el alcalde Eloy Reigada, unos metros más abajo y uno de los inmuebles mejor conservados de toda la calle. La casa del médico José Cubero también tiene interés por los adornos de su fachada, pero los bajos comerciales empobrecen desde hace años su arquitectura. Y en la lista de edificios protegidos de la calle también figura, ya en el barrio de La Estación, la llamada Casa Santines, a la que le han dado un lavado de cara repintando la fachada. En la plaza Mayor, el equipo de gobierno también acabó por dotar de protección oficial a algunos inmuebles que si bien no reúnen un valor arquitectónico específico si que pueden considerarse «construcciones típicas», según el alcalde. Mención especial merecen los edificios catalogados como «especiales, de características singulares y calidad protegidos como bien arquitectónico». Entre éstos se encuentra el inconfundible Edificio Villarejo en la plaza Mayor y que data de 1919, tal y como reza en la propia fachada del inmueble. La vieja ferretería de Villarejo, benefactor de la villa y fotógrafo de talento redescubierto recientemente con una publicación que la Diputación ha titulado En los límites de las sombras , y que bien pudiera servir para hablar del patrimonio arquitectónico de la villa, todavía sigue abierta. La Casa de Riego, también en la plaza Mayor conserva y luce la típica galería de cristalera, además de los soportales con los que antiguamente contaban todos los edificios de la zona. Otros inmuebles clásicos de la plaza como la llamada Casa de las Perfumeras, no sobrevivieron al empuje del nuevo urbanismo y siguiendo la estela que abrió la nueva Casa Consitorial a mediados de los años noventa, hoy se levanta en su solar un edificio más amplio y robusto donde, paradojas de nuestro tiempo, funciona una notaría.

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