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Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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FUE PROTAGONISTA en la etapa preautonómica y especialmente en la primera etapa de nuestra autonomía. Testigo fui de cómo tuvo que asumir aquella responsabilidad y de qué manera tras una campaña electoral directa, exhaustiva y diferente, cosiendo los cien mil kilómetros de una región dispersa y despersonalizada donde por un lado iba la gente del común, por otro las élites políticas, resultó ganador por sorpresa, desatando apetencias interiores y externas, pues no fue solamente Aznar, su sucesor, quien actuó con deslealtad dándole 48 horas para dimitir tras conocer oficialmente su decisión de hacerlo a causa de una sentencia aberrante e insólita que le condenaba como promotor de una cooperativa de trabajadoras, por enriquecimiento injusto. Cierto que el Tribunal Supremo pondría más tarde las cosas en su sitio cuando el daño ya era irreversible, proclamando su inocencia y reconociendo que se había excedido en sus obligaciones empresariales. Fue aquella una etapa convulsa y complicada por las contradicciones internas de la UCD donde sólo Martín Villa y unos pocos leales actuaron con visión de Estado tratando de aplicar en casa la teoría oficial de impedir la proliferación de las autonomías uniprovinciales, y por las contradicciones internas de AP que en Burgos decía Burgos sin León, en León decía León sin Castilla, en Valladolid Castilla sin León, en Segovia, Segovia sin Castilla y sin León. Etapa delicada también por algunos enfrentamientos con Madrid, decidido a instalar un almacén de residuos nucleares aquí, a lo que se opuso frontalmente el Gobierno regional, en contraste con la actitud entreguista del sucesor de Demetrio al frente del partido, el burgalés Laborda, el mismo que había dicho, ante la famosa sentencia condenatoria, que a partir de ahora los socialistas íbamos a ser honestos. El libro sobre el arranque de Castilla y León refleja la diferencia entre lo que había y lo que ahora tenemos. Ciertos los datos que maneja el presidente Herrera en el prólogo, nuestro producto interior es siete veces mayor que en 1983, las tasas de paro son la mitad y estamos a punto de alcanzar las medias de riqueza europeas, cuando entonces estábamos a más de treinta puntos de distancia. Pero no es menos cierto que nuestro desarrollo ha sido dual en detrimento del oeste y la periferia, lo que desata las iras de algunos que, por otra parte, confunden la geografía con la política, trasladando a una cuestión de límites los problemas derivados del mal gobierno ejercido desde Valladolid durante décadas.