Los responsables

TODO TIENE sus ventajas e inconvenientes. Lo peor de lo que dijo y luego desdijo Rajoy, lamentando que hubiera extranjeros cobrando el desempleo mientras algunos españoles tienen que ir a la vendimia en Francia, es que muchos piensan igual y que las políticas xenófobas dan votos. Por eso es el momento de recordar algunas ventajas que venimos disfrutando en España, país de acogida y principal receptor de inmigrantes en la Unión Europea, que en los últimos años ha regularizado la situación de cientos de miles de ellos. Primera ventaja: lejos de quitar empleo a los trabajadores españoles, los inmigrantes han posibilitado la creación de nuevos empleos reduciendo la tasa de paro total sin que los salarios se hayan visto afectados significativamente, aunque es cierto que no hay estudios fiables sobre la complementariedad de unos y otros. Sin las aportaciones de las nuevas cuotas no se habría producido el superávit de los últimos años en el presupuesto de la Seguridad Social. Segunda ventaja: los inmigrantes han contribuido a la transformación del mercado de trabajo en sectores como la agricultura, el turismo y el cuidado a las personas dependientes realizando trabajos que los nativos rechazan y haciéndolo razonablemente bien, pues en contra de una opinión bastante extendida, los inmigrantes llegan con un equipamiento cultural y técnico de catorce años de escolarización de media, similar al nuestro. Hablamos de ventajas económicas, pero habría que añadir la riqueza que aportan el multiculturalismo, el mestizaje y las políticas de desarrollo y cooperación para erradicar la violencia y aflojar la tensión entre civilizaciones, siendo nuestra obligación primera dejar un mundo más habitable y no un volcán sobre el que nuestros descendientes asienten su casa y familia. No podemos olvidar que la desesperación catapulta a los emigrantes desde situaciones extremas. En el capítulo de los inconvenientes, es cierto que operan en España bandas de inmigrantes que desatan el miedo en algunas zonas, pero sería injusto identificar inmigración con delincuencia y en muchos casos esta es fruto de la marginalidad, de modo que también ese problema debe ser estudiado en la raíz, no solo en la superficie. Si vemos los rotos de la economía global, es fácil concluir que los culpables tienen nombre y cometen errores que pagan otros por el truco de socializar las pérdidas sin descontar las ganancias, haciendo que los contribuyentes paguen la limpieza de Walt Street saneando los activos dañados por los responsables avaros.