Las madres, manos a la obra
La reforma del colegio bembibrense Menéndez Pidal la están realizando doce madres de los 254 alumnos, que han decidido afrontar la crisis colaborando en la mejora del centro
A partir de las cuatro, las madres se presentan en el colegio armadas con brochas y rodillos
No hay como aunar fuerzas para hacer frente a los problemas de deterioro de centros educativos y otras instalaciones de servicios y atención pública, esa es la idea que defienden desde la Asociación de Padres y Madres del centro escolar Menéndez Pidal de Bembibre. Un grupo de madres pertenecientes a la asociación, con su presidenta, Maite Granda, a la cabeza, se han puesto manos a la obra para pintar los patios y fachadas exteriores de un colegio al que actualmente acuden 254 alumnos. La historia, que acaba transformándose en todo un ejemplo de participación e interés por conseguir mayor calidad en las instalaciones, empezó medio en broma, según Maite Granda. «En el centro como en otros muchos sitios, los fines de semana realizan botellones y otra serie de actividades en las que deterioran el recinto, dejan basuras y pintan las paredes. Tras presentar la correspondiente queja se nos informó de que el Ayuntamiento facilitaba la pintura pero que el conserje del centro no daba abasto con los trabajos. Alguien dijo: 'Pues lo pintamos las madres' y la idea se acogió tan bien que aquí estamos». Una docena de madres voluntarias se acercan al centro en horario de tarde, «cuando no se utilizan las instalaciones en actividades escolares», y han conseguido una completa renovación del recinto, un trabajo que además aumenta la relación entre las participantes y saca «más ganas de trabajar, porque al final aquí vienen nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos». Con el patio cubierto como principal zona de actuación, la rehabilitación de instalaciones por parte de las madres del Menéndez, coordinadas por el conserje del centro, Manuel Martínez, ha ampliado su área de trabajo: «Hay parte de la fachada también con pintadas inadecuadas y esa la pintamos, después, si nos sobra pintura, también pintaremos las aulas externas, de actividades extraescolares». Para Granda la actividad «es también un modo de hacer frente a la crisis actual. Si no hay fondos para pagar profesionales hay que arrimar el hombro y no dejar que los niños no tengan instalaciones adecuadas».