¿De dónde trajeron estas tégulas?
La ermita de San Salvador aún guarda muchos secretos. Al ábside mozárabe y una necrópolis medieval se une ahora el hallazgo de diversos materiales romanos cuya procedencia constituye una incógnita para los responsables de la excavación
Todavía quedan muchas cosas por descubrir en la ermita de San Salvador de Toral de Merayo. Sus secretos están siendo poco a poco revelados gracias a la excavación arqueológica que realiza la empresa Uno Veinte con financiación de la Junta de Castilla y León. Primero fue el descubrimiento de un ábside con forma de herradura que revelaba un origen mozárabe para el templo, datado del siglo X, y que marcó la primera fase de la excavación -tres semanas entre enero y febrero- y después el hallazgo de una necrópolis pleno medieval en el exterior de San Salvador durante la primera semana de los trabajos de la segunda fase, que aún deparaba más sorpresas. La principal sorpresa estaba oculta bajo el suelo de la antesala del ábside, un enterramiento en el que habían sido reutilizados materiales romanos cuya procedencia es toda una incógnita para los responsables de la excavación. «No sabemos de dónde pueden haber traído esos restos romanos», confesó uno de los directores del proyecto, Rodrigo Garnelo Merayo, quien aventuró la posibilidad de que pertenecieran a alguno de los castros cercanos. «El profesor Tomás Mañanes apunta a que el castro que hay en Toral es un castro romanizado pero es muy difícil saberlo y constatarlo», insistió. Una tumba de categoría La tumba tiene forma rectangular con el fondo cubierto por tégulas (tejas romanas) cuyas pestañas han sido arrancadas en los extremos para dejar una superficie lisa y con los laterales rebocados con mortero. Además, en la colmatación que cubría al individuo allí enterrado se han encontrado también materiales romanos. Según apuntó Garnelo, se trataría de un enterramiento de cierta categoría, el de una persona destacada de la época. «Es singular, no sólo porque es el más antiguo sino por los materiales empleados que le dan cierta categoría», explicó el responsable, quien añadió que la tumba fue «reventada» por enterramientos posteriores, rompiendo uno de sus muros laterales. Estos hallazgos hacen pensar en el origen de la ermita de San Salvador es más antiguo de lo que se creía en un principio, subrayó Garnelo, y que habría un edificio anterior cuya cimentación fue aprovechada para levantar el templo mozárabe. Aún así, Garnelo explicó que hasta que no se analicen los materiales extraídos no se podrá determinar la fecha de ese enterramiento ni de los otros que se repiten en la nave de la ermita. Para el próximo año, Uno Veinte propondrá a la Junta una tercera fase que se centrará en el interior de la nave de San Salvador para conocer la procedencia de los materiales romanos y de los otros muchos restos encontrados.