Diario de León

Autorizadas 38 empresas de la provincia, en su mayoría bercianas, para contratar extranjeros

La vendimia emplea este año a 305 temporeros búlgaros y rumanos

Los viticultores siguen necesitando mano de obra extranjera a pesar del aumento del paro

Ponferrada

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La vendimia sigue siendo una tarea que está en manos de los inmigrantes, hasta el punto de que el Gobierno ha autorizado esta temporada a 38 empresas de la provincia, en su mayoría del Bierzo, a contratar a 305 temporeros búlgaros y rumanos ante la falta de trabajadores nacionales interesados en recoger la uva. Al menos esta temporada, la crisis económica no se ha trasladado a la contratación de mano de obra en un sector que sigue necesitando a la inmigración para salir adelante y por segundo año consecutivo, las empresas han seguido un procedimiento de contratación que se centra sobre todo en búlgaros y rumanos por tratarse de las nacionalidades más fáciles de regularizar para trabajos temporales. Se trata de trabajadores que se encuentran en España, inscritos en el Registro Central de Extranjeros, y que son contratados «ante la falta de mano de obra de residentes», explicaba ayer la Delegación del Gobierno de Castilla y León. El procedimiento para contratar a los temporeros ha contado con la colaboración de las organizaciones agrarias, que han canalizado las necesidades de mano de obra de las empresas. Además de León, Valladolid, Burgos y Zamora también contratarán un año más a búlgaros y rumanos para la vendimia, hasta sumar una fuerza laboral de 1.443 temporeros en toda la comunidad. Dos centenares de empresas en Castilla y León necesitan este año la ayuda de la mano de obra de los países del Este de Europa. En el Bierzo, los municipios de Cacabelos, Toral de los Vados, Corullón, Villafranca del Bierzo y Ponferrada, ya recibieron trabajadores inmigrantes de los dos países para trabajar en la vendimia del pasado año. El alojamiento ha sido un problema otras temporadas, con excepciones como el albergue que abrió en Cacabelos. En Corullón, algunos búlgaros sin regularizar llegaron a acampar frente a una fuente y sobre todo a ocupar viviendas sin las condiciones necesarias, durante la última vendimia.

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