Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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QUE LAS ÉPOCAS tienen edad y sexo es algo más que una intuición de Ortega y Gasset, es una evidencia. Hoy nadie se pinta las arrugas ni va al gimnasio o a la esteticienne para parecer mayor, sino todo lo contrario y poco se valora ese poso de sabiduría que van dejando los años, como demuestran telefónica móviles queriendo jubilar a los empleados mayores de 48 años y la Unión Europea con sus límites de edad aún más rigurosos para el acceso a la función pública. Telefónica, además, utiliza un juego de palabras para definir como desvinculación anticipada esa nueva forma de jubilación forzosa que tiene como objetivo abaratar los costes laborales. Poco se respeta a los mayores como, ya que hablamos de telefónica, demuestra esa letra intratable para la vista cansada de la mayoría del género humano, que exhiben los listines telefónicos de todo el mundo. Quizá la figura más representativa del triunfador de hoy sea aquel ejecutivo joven y bronceado que retrata el poema de García Calvo musicado e interpretado por Amancio Prada «cuando veas al hombre de banca, dinámico y grave, que en la ranura de su coche introduce la llave mientras habla con un cliente importante y con mano segura agarra el volante, verás si te fijas en el cristal, la cara del que sabe». Pero como demuestra la crisis financiera actual, así como el secreto del gran inquisidor es que no cree, el secreto del ejecutivo dinámico y cosmético es que no sabe. Lo de dinámico casa bien con movilidad y mal con la edad avanzada que hace chirriar eso que el bueno de Rufino Crespo llamaba «la coyuntura». Malos tiempos, pues, para los viejos, especialmente en comunidades como Castilla y León donde se ponen trabas a la aplicación de la ley de dependencia, tan necesaria en esta España asimétrica que olvida el factor envejecimiento de la población a la hora de definir la financiación autonómica. Si `prima lo móvil, lo hiperactivo y lo rentable, van a tener razón Botín y el Papa cuando dicen que la raíz de la crisis económica mundial reside en un problema o déficit moral. Aunque eso no encaje bien con los datos del barómetro de opinión sobre el estado de salud de la solidaridad entre generaciones, que revelan que los jóvenes trabajadores españoles están dispuestos a trabajar y sacrificarse más para que los mayores que hicieron lo propio en su larga vida laboral, puedan seguir disfrutando de pensiones seguras y dignas.

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