Se acabaron las vacas gordas

YA SE ACABARON las vacas gordas que otros se comieron, y ahora que vienen tiempos difíciles, se pretende como siempre que los trabajadores y trabajadoras asumamos que ahora que llegan las vacas flacas hemos de hacer nuevos sacrificios. Esto dicho así de forma sencilla es lo que ha pasado, que durante la época de la bonanza económica generada artificialmente, unos pocos se hicieron escandalosamente ricos con una economía que inventaba constantemente nuevos productos financieros, que despreciaban las bases de un modelo económico sustentado en una economía productiva. Y además ahora nos toca pagar que el gobierno por intereses políticos negara la crisis durante todo el periodo electoral, y que una vez finalizado este nos encontrásemos con augurios de recesión económica que ya hoy se han confirmado, y lo peor es que después de bombardearnos con mensajes triunfalistas sobre la solidez de nuestra economía, la realidad es que esta se verá más negativamente afectada que la del resto de países de la Unión Europea y la historia nos enseña que siempre que las crisis son profundas, los daños sobre el empleo también son de la misma magnitud. Por eso hemos de aprender a futuro la lección de que lo malo avisa mucho, pero luego también se venga mucho mas de los que no le hacen caso. Si echamos una mirada retrospectiva veremos que hemos tenido durante los últimos 10 años el mayor crecimiento histórico de nuestra renta, crecimiento que incluso llego a doblar la renta media Europea. Ahora bien sustentado sobre bases poco sólidas con un modelo basado en el incremento permanente del precio de la vivienda que nos ha llevado a este desastre económico al hacernos creer que la vivienda había dejado de ser un bien de primera necesidad, para convertirse en un producto especulativo. Pero además, como si solo con esto no fuera suficiente, nos dedicamos a gastar por encima de nuestras posibilidades, pensando que el disfrute del crédito seria ilimitado y nuestra capacidad de endeudamiento infinita; pues bien, hoy nos golpea la cruda realidad, el crédito se ha agotado y ahora además nos damos cuenta de que lo que hemos pagado por los bienes adquiridos no se corresponde con su precio ( que razón tenían nuestros clásicos cuando nos avisaban de que solo el necio confunde valor y precio) con lo que está depreciación de los activos la pagaremos con la perdida de puestos de trabajo, al no poder recurrir como en otras épocas a una devaluación de nuestra moneda. Por tanto en palabras de José Mª Fidalgo se acabaron los ciclos alcistas que son los de la avaricia y ahora tocan ciclos bajistas que son los del miedo. Tendremos que afrontar Expedientes de regulación de empleo (ERES) y una sangría de puestos de trabajo que puede superar al de la última crisis económica, que como todos recordamos nos llevo a las organizaciones sociales a la firma de los pactos de la Moncloa. Seguramente como entonces será necesario acometer medidas que esperemos que de una vez por todas arreglen los deficits estructurales de nuestra económica, pero se estarán equivocando aquellos que busquen soluciones a la crisis haciendo bajar nuestros salarios y desregularizando el marco laboral, pues no ha sido la regulación del mercado de trabajo la culpable de esta crisis, sino falta de control de los mercados financieros y la economía de casino basada en un crecimiento sin bases que sustentaran el mismo. Debemos hacer ver a las empresas que no deben utilizar como coartada la crisis económica para acometer de manera generalizada expedientes de regulación de empleo que lo único que pretenden es salvar las cuentas de resultados y los emolumentos de los gestores de estas que trataran encima de lucrarse todavía mas con el desastre generado. Es de esperar que ahora ya todos nos hallamos dado cuenta, mas vale tarde que nunca, que no puede haber una economía que funcione si no se sitúa el valor del trabajo en el centro de la economía y la sociedad. Debemos aprovechar la crisis para crecer de manera diferente y tener mejores empleos que permitan tener un crecimiento sostenible. pero mientras esto no sea así, es primordial asegurar la protección a los expulsados del mercado de trabajo y hacer funcionar los instrumentos laborales de los que a trabes de la negociación colectiva nos hemos ido dotando, tal y como proponemos desde CCOO. Desde esta organización instamos a los representantes patronales a poner en valor estos acuerdos, desde la seguridad que servirán a las empresas para alcanzar mejores cotas de productividad sin lesionar derechos de los trabajadores y trabajadoras. «Es uno de los proyectos más importantes que ha albergado Cubillos a lo largo de su historia» JOSÉ LUIS RAMÓN Alcalde de Cubillos del Sil