Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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EN AÑOS DE vacas flacas, con carencias inimaginables incluso en la plena crisis actual muchos bercianos pobres en facenda y sin posibles, pagaban sus deudas «por las castañas» cuando un ciego podría recorrer el Bierzo en el otoño tardío guiado por el olor de las manzanas, el pimiento asado, el mosto y el magosto. Este año, como resumiría un cartujo obligado a economizar palabra, manzana poca, uva escasa, pimiento tardío, castaña pequeña. Dice Enrique, mi vecino en las huertas del sacramento, que es porque estamos en bisiesto. La castaña buena necesita ser asada en Agosto y mojada en Septiembre, dicen en Noceda. Esos sotos milenarios que suben por la falda de Gistredo sin llegar a coronar la ruta de las fuentes medicinales, alimentan una de las pocas iniciativas comunitarias que dan valor añadido a las castañas del Bierzo, la Cooperativa Agraria Gistredo que permite a la castaña parede guarecerse y presumir tras los cristales de El Corte Inglés y que constituye un bien escaso debido al chancro, la tinta, los incendios por falta de ordenación del territorio y la parálisis de la concentración parcelaria, sin que la Junta de Castilla y León haga nada, más allá de las justas y loas gastronómicas, por remediar una situación que empieza a ser insostenible para muchas familias que aún apoyan su ajustada economía en las castañas. La castaña parede es pequeña, sabrosa , dulce y milagrosa como un fruto mesiánico y jubilar que liberaba a los pobres de sus deudas cuando no existía el Ibex 35 y en la noche de difuntos el Bierzo era una luminaria de magostos en corro, risas y cánticos animados por la bota que no paraba. Por supuesto que los buenos alimentos no empiezan y terminan en una sola comarca de la variada geografía leonesa, como se encarga de recordarnos cada año la feria de productos de León que trabaja para que no olvidemos los sabores de la infancia. Además del botillo está la cecina curada al aire del Teleno, los pimientos de Fresno, las mantecadas de Astorga, los imperiales y las alubias de la Bañeza, los nicanores de Boñar, los embutidos de Geras¿. Sin olvidar los quesos y los vinos cuya sola nominación llenaría varias columnas. Si la de hoy se detiene un poco más en cantar las virtudes de la castaña parede es porque anda por estos días buscando y negociando un nombre registrado o sello de identidad que le sirva de pasaporte por el mundo adelante. Suerte le deseamos.

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