Fray Martín Sarmiento
HOY, PRECISAMENTE, se cumplen 236 años de la muerte de Fray Martín Sarmiento, en su celda del monasterio madrileño de San Martín. El óbito se produjo al atardecer, en compañía de su gato y de un gran amigo, el duque de Medina Sidonia, con el que había intercambiado una abundante y rica relación epistolar.
El padre Sarmiento, como también se le conoce, y el padre Feijoo son las máximas figuras de la Ilustración. Ambos monjes benedictinos fueron muy críticos con la sociedad de su tiempo, procurando su mejora y reforma a través de un ensayismo lúcido y erudito. Tal es así que pusieron todo su empeño en reformar la enseñanza, que por entonces se basaba en la filosofía y en la moral, y defendieron su ampliación al campo de las ciencias naturales, la geografía y la historia. Sarmiento, además, se opuso a la pena de muerte y al empleo de la tortura en las confesiones judiciales; y se manifestó en defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, algo que aún no se ha conseguido hoy en día. Tanto él como Feijoo criticaron las políticas basadas en el privilegio y en el favor, y se mostraron combativos contra las falsas creencias y las supersticiones, contra los prejuicios mentales y precientíficos, tan abundantes en la España del Antiguo Régimen. Frente a la injusticia, ambos defendieron la igualdad y el valor del trabajo y el esfuerzo de los ciudadanos; igualmente, alentaron la creación de bibliotecas públicas para favorecer la instrucción y la aplicación de la racionalidad y la ciencia como únicas fórmulas para superar los problemas de la sociedad de su época. Aunque eran religiosos, no vacilaron en criticar la ignorancia, los vicios y los excesos en que a diario incurría el clero de la época.
El padre Sarmiento, tal y como reflejan sus escritos, siempre se consideró gallego y manifestó un gran cariño hacia Pontevedra, la ciudad a la que se trasladó su familia cuando él apenas tenía cuatro meses y en la que vivió hasta los 15 años, cuando se trasladó a Madrid para ingresar en el monasterio de San Martín. Sin embargo, Pedro José García Balboa, alias Perucho, que así se llamaba, había nacido el 9 de marzo de 1695 en la calle del Agua de Villafranca. El 18 de mayo de 2002, los presidentes de la Xunta de Galicia y de la Junta de Castilla y León se reunieron en Villafranca para firmar un convenio para reconstruir la recién derribada casa natal de Fray Martín Sarmiento y convertirla en un centro cultural. Muchos bercianos nos acordamos de aquello, pero seguimos esperando.