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La máxima autoridad investigadora, Javier Sánchez Palencia, dice que daña la imagen del paisaje

El CSIC pide el cierre inmediato de la cantera de Catisa en Las Médulas

La explotación, de dudosa legalidad, no ha cesado de crecer en sus dimensiones

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efe | ponferrada

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El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Francisco Javier Sánchez Palencia abogó ayer abiertamente por «quitar la cantera» cercana a la mina romana de Las Médulas, espacio declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1997, porque a su juicio el yacimiento arqueológico se ve afeado por la citada explotación. Las declaraciones de Sánchez Palencia en este sentido cobran una gran dimensión por varios motivos. Primero porque respaldan las acciones judiciales emprendidas por la Fiscalía de Medio Ambiente y por la Fiscalía General del Estado para detener el avance de la macrocantera del grupo Martínez Nuñez. Pero desde el punto de vista patrimonial y especializado, porque el arqueólogo es uno de los artífices de la consecución del reconocimiento de Las Médulas como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y una de las máximas autoridades en la investigación sobre el paraje. El representante del CSIC ha argüido que la cantera de Catisa rompe «la armonía visual» de un conjunto, que engloba un bellísimo espacio de picos rojizos en medio de castaños, paisaje derivado de las explotaciones de oro romanas.

«El gran problema de la cantera es el enorme impacto paisajístico, porque no daña a la mina como tal, aunque en algún momento, para hacer las balsas de decantación necesarias, se metieron en los estériles romanos, argumentando precisamente que aquello eran estériles, pero eso fue ya antes de que se denominase al sitio como Patrimonio de la Humanidad», observó.

«Nosotros, en el plan director del Parque de las Médulas, dijimos que había que tratar de quitarla aunque por razones jurídicas y legales debería llegarse a un acuerdo de permuta», ha argumentado el investigador.

Resolución urgente

Para Sánchez Palencia este es «un problema latente que tiene elementos jurídicos complejos, pero que debe resolverse. No debemos olvidar que estamos ante un elemento que daña la imagen y el entorno de un bien que es Patrimonio de la Humanidad».

Otro de los problemas del paraje, que cumple once años como Patrimonio de la Humanidad, es el aumento de visitantes. «Hay un impacto que no conseguimos resolver y es que la gran mayoría de la gente cuando visita Las Medulas no le dedica más de media jornada, y por ello concentra su visita en dos ámbitos: el mirador y el paseo hasta la Cuevona».

Eso significa que esas zonas soportan la degradación de la visita masiva. Hemos intentado establecer unos nuevos itinerarios, potenciar que la gente pueda ir andando por distintos puntos pero es difícil, porque la gente acaba en el mismo lugar», ha advertido el investigador.

Nuevas rutas de visita

Respecto al empobrecimiento del paisaje con construcciones urbanas, ha explicado que del paraje «se excluyó al núcleo urbano por los problemas lógicos y no existía plan de ordenación urbana. El problema ahora es que han surgido algunas construcciones exóticas, de un estilo alpino pompeyano».

Otro de los cambios recientes ha sido la vegetación: «El abandono de la agricultura ha sido aquí igual que en muchos territorios de España. Se han abandonado las áreas de cereales y las huertas, salvo alguna residual».

«En la foto aérea del año 56 no hay una zona sola del entono de Las Medulas que no estuviera cultivada. El retroceso de cultivos ha sido masivo y más que alterar esa tendencia hay que ver cómo se puede convivir con la situación actual.