Huestes del Temple

El rito se repetía anoche. Escoltadas por hombres con la cruz en el pecho, la espada al cinto, la lanza en alto, las reliquias -”o su reproducción, que en noches de fiesta viene a ser lo mismo-” del Santo Grial y del Arca de la Alianza se disponían a recorrer Ponferrada anoche buscando el cobijo del castillo. El alter ego moderno del maestre Guido de Garda, un habitual de las Noches Templarias, debía encabeza la comitiva, que al cierre de esta edición tenía previsto partir con toda su vistosidad desde el Paseo del Río, donde se había echo pruebas con un barco, hacia la fortaleza que ochocientos años atrás ocuparon los auténticos monjes guerreros emplazados en Ponferrada para proteger a los peregrinos a su paso por el puente de Hierro.

La mística en torno a los hombres del Temple, que tanta literatura ha creado, muchas veces alejada completamente del rigor histórico, se renovaba en un año que el Ayuntamiento de Ponferrada recordará por la adquisición de una de las copias de la edición limitada del Procesus contra Templarios que el Arhivo Secreto Vaticano ha sacado a la luz después de cuatro años de estudios y tres siglos acumulando polvo en algún oscuro estante. Y a la piedra angular de la futura biblioteca templaria, se une el apoyo de la Diputación de León y su intención de declarar los festejos, que alcanzan su primera década, como fiesta de interés turístico.

Así que el desfile de anoche era doblemente festivo. Centenares de curiosos aguardaban a que el momento cumbre de las fiestas les deparara la sorpresa ¿fluvial? anunciada por la Concejalía de Cultura y Turismo para el desfile de este año. Las reproducciones de las reliquias, por lo demás, debían reposar de madrugada en el interior del remodelado castillo, que todavía conserva alguna piedra templaria original.