Un voto contra la peste negra

Como cada año, Ponferrada salió ayer a la calle en la tradición procesión del Voto de Villa. San Roque, a hombros de varios feligreses, recorrió el trayecto que une la iglesia de San Pedro con la basílica de la Encina, en agradecimiento por la protección divina contra la peste negra que acechó a la villa templaria allá por el año 1576, reproduciéndose —aunque con menos virulencia— en el 1599. La muerte masiva de personas y el miedo al contagio pusieron en manos de Dios la fé humana. Por ello, desde 1600, los ponferradinos celebran el Voto de Villa. Una promesa en la que, año tras año, participan representantes del Ayuntamiento. En esta ocasión, el primer teniente de alcalde, Juan Elicio Fierro, y el concejal del Fomento, Luis Antonio Moreno, fueron los encargados de representar el bastón municipal. «Estamos encantados de mantener esta tradición en la ciudad», afirmó Fierro minutos antes de que San Roque y su perro salieran de la iglesia de San Pedro cobijados por los racimos de las primeras uvas del año. Una cosecha, la del 2009, que terminada la misa fue catada ya por los feligreses que participaron en la procesión. Juan Elicio Fierro presidió el acto de entrega de los primeros frutos, un total de 150 kilos repartidos entre devotos y devotas de San Roque, el santo que ahuyentó la enfermedad que ya nada humano frenaba. A golpe de tambor y flauta, lo ponferradinos disfrutaron de una jornada religiosa y festiva presente en la villa desde hace más de cuatro siglos. El próximo año, el santo y su perro recorrerán el mismo camino.