Vega Sicilia y Bollinger animan a cuidar la identidad de la mencía
El castillo de Ponferrada acoge una degustación de vinos de la bodega del Duero y de la marca francesa de champagne
El secreto está en el viñedo. Y al viñedo hay que darle tiempo. Los propietarios de dos de las bodegas más antiguas del mundo, la vallisoletana Vega Sicilia (fundada en 1864) y la francesa Bollinger (que elabora champagne desde 1829), animaron ayer a cuidar las señas de identidad de la uva mencía para que los vinos de la Denominación de Origen del Bierzo no caigan en la trampa de la uniformidad. «La personalidad de los vinos no se obtiene en la bodega, se obtiene en la viña», advirtió el presidente de Vega Sicilia, Pablo Álvarez, que junto con el presidente de honor de Bollinger, la marca de champagne de la reina de Inglaterra, Ghislan de Montgolfier, y su gerente, Jerome Philippon, viajaron ayer a Ponferrada para ofrecer una degustación de sus vinos en el Castillo de los Templarios.
Ciento treinta personas pudieron comprobar anoche en la zona palacial del castillo que los sabores de los vinos de la ribera del Duero de Vega Sicilia y de los espumosos de Bollinger -”que además de proveedor de los Windsor presume de ser el champagne de las películas de James Bond desde 1973-” mantienen su propia personalidad. Eso sí, lo hicieron después de pagar 120 euros por persona para probar nueve vinos diferentes durante la degustación y la cena posterior.
Horas antes, y a su llegada al Ayuntamiento de Ponferrada, que colabora en el acto promovido por el distribuidor berciano Uva a Uva, el presidente de Vega Sicilia insistía en que la mejor receta para producir un vino diferente y de calidad pasa por tener paciencia -”«hacen falta años», afirmó Pablo Álvarez-” y por no despreciar el viñedo, algo que, dijo, todavía hacen muchos bodegueros. Por eso animó a las bodegas bercianas a «conservar al máximo sus viñas». El importador Pere Visa también coincidió en que «a la mencía le hacen falta cincuenta años» para dar lo mejor de sí.
Montgolfier, por su parte, no conoce bien los vinos del Bierzo, pero apoyó las palabras de Álvarez. La uniformidad dijo el presidente de Bollinger «es la muerte del vino», convertido así en poco más que «mermelada».