Diario de León

El caso del carbón gaseoso de Endesa

Los peritos de la defensa cuestionan el parámetro de humedad fijado por la eléctrica para identificar las entregas sujetas a la supuesta estafa continuada

Los tres acusados deberán personarse el día 13 en la Audiencia para escuchar las conclusiones.

Los tres acusados deberán personarse el día 13 en la Audiencia para escuchar las conclusiones.

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a. caballero | león
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Después de casi una treintena de testigos, que han desfilado en los dos últimos días por la Audiencia Provincial, ayer se cerró la nómina de intervinientes en el juicio de la presunta estafa a Endesa. Un caso que gira sobre tres ejes.

La humedad como parámetro para detectar la distorsión. A este debate se dedicaron la gran parte de los informes periciales examinados ayer. Endesa fija como determinante la humedad de la muestra para el análisis: un parámetro que se haya después de exponer el carbón a temperaturas entre 105 y 110 grados -”con lo que se deseca-”, molerlo en dos molinos diferentes y someterlo al dictamen de una máquina. Según la eléctrica valores superiores a un 2% son sospechosos. Unas cifras que argumentan que se dan por una modificación de la muestra en la fase posterior al horno, en las que actuaban los dos presuntos cómplices -”Belarmino Pérez hasta el 2000 y José Luis Pérez Blanco con posterioridad-”, y que propiciaba que, presuntamente, el mineral analizado no correspondía con el que llegaba en los camiones de Fernández Rallo, entonces representante legal de las empresas mineras implicadas: Minex, Virgilio Riesco, Carbones el Túnel y Minera de Torre.

Ante esta tesis, basadas en criterios científicos, como el de la responsable del laboratorio de Endesa, Belén Trigales, la defensa de las empresas imputadas como responsables subsidiarias -”en la actualidad agrupadas en Unión Minera del Norte-” citó a varios peritos que certificaron que el mineral, tras salir del horno con un valor del 0% recupera su humedad hidroscópica -”la que tiene per sé-” de manera progresiva. Incluso, «no es raro», como apuntó el representante del Instituto Nacional del Carbón, Díez Tascón, que superen valores del 2%, a pesar de que después del desecado total las muestras sólo pasen en condiciones ambientales ordinarias una media de tres horas hasta su análisis.

Relación entre los acusado, las empresas y las muestras. Endesa elaboró un informe en el que cruzó, con datos desde 1996 hasta 2003, las muestras en las que la humedad excedía del 2% tras el secado, con la empresa suministradora y los operarios que trabajaban cada día en la fase intermedia hasta llegar al análisis, con especial atención al puesto del «molino grande, donde sería más fácil hacer el cambio o la eliminación», según varios testimonios. Este documento, que luego fue refrendado por un trabajo externo, determinó humedades «anormalmente altas vinculadas a unos proveedores»: las empresas que regía Fernández Rallo, y a «análisis en los que intervienen Belarmino y José Luis», como citó Belén Trigales en la primera jornada del juicio.

Las defensas puntearon casi todos los registros, en los que no se correlacionaba, en los días ligados, el parámetro «anormal» con la posición de los acusados en el molino grande, además de que presentaron partes de baja o vacaciones en esas fechas. Este cuestionamiento, que se completó con críticas a que «todos los datos son de la propia Endesa» y la presunta falta de rigurosidad de los calendarios laborales, fue rebatida por la eléctrica con el argumento de que la fecha que figura en los papeles es la de entrada del camión, pero que los análisis se hacen «dos días laborales después».

Sólo «un favor a unos amigos». El tercer eje del juicio contrapuso los testimonios de los acusados con los de otros testigos. Mientras que el empresario, Luis Fernández Rallo, negó la estafa continuada y circunscribió el intento de cambiazo de carbón malo por bueno a «un descuido» de uno de sus operarios al cargar el mineral en la entrega del 6 de marzo del 2003, los dos presuntos cómplices -”que ni le conocían, ni les conocía, según certificaron los tres-” coincidieron en su versión. Según ellos, Belarmino Pérez, jubilado del laboratorio de Endesa, le propuso el día 7 de marzo del 2003 a Isidro García, cooperativista de Seyma, la empresa que se encargaba de la fase de preparación de las muestras, que «hiciera desaparecer unas muestras». Era «un favor que habían pedido unos amigos»: Fernando Torre y Manuel de la Torre, trabajadores de las empresas mineras de Fernández Rallo. Isidro se niega y, al día siguiente, se lo propone a José Luis Pérez Blanco, también cooperativista, quien le dice que «quien podía arreglarlo era el presidente de la cooperativa, Jorge Cuellas» y les pone en contacto. Cuellas también se niega.

Isidro García rebate esta versión. Según él, Belarmino Pérez le pidió «que cambiara y si no podía que hiciera desaparecer las muestras» y le ofreció «6.000 euros» de los «10.000 que le daban a él». Cuellas, acorde al testimonio del 2003, asegura que Belarmino se le había ofrecido hacerlo años atrás, que «se ganaba dinero y era fácil». Además, cita que José Luis Pérez Blanco le confesó que «había caído» en estas prácticas y que su papel no fue el de mero presentador.

Visto para sentencia, el día 13. Ahora, sólo quedan pendiente, para el día 13 a las 11.30 horas, las conclusiones de los cuatro abogados de la defensa, la letrada de la acusación y el Ministerio Fiscal, además de la elevación a definitivas de las peticiones. Las defensas mantendrán su planteamiento de libre absolución, mientras que es de esperar que Endesa no altere su petición de 8 años de cárcel para cada uno y 2,5 millones de indemnización; una cantidad que se fija como la perdida por la estafa en estos años. El fiscal, pidió ayer hasta el 13 para anunciar si mantiene los 7 años de su petición.

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