Silencio roto por el terror
M.B.M.P., de 42 años, fue acuchillada a las cuatro de la mañana por su ex pareja, un varón de 43 años que rompió una reciente orden de alejamiento
La habitual tranquilidad de la localidad palentina de Villoldo, de 425 habitantes y situada a 30 kilómetros de la capital, se vio perturbada en la madrugada de ayer con la muerte de una joven vecina, M.B.M.P., de 42 años.
El presunto autor huyó inicialmente en su vehículo, se autolesionó gravemente y llamó tres horas después a la Guardia Civil para ser detenido en un camino rural cercano. «No era una persona muy conocida en el pueblo aunque ya muchas personas decían que podía maltratar a su pareja», según los distintos testimonios vecinales recabados en Villoldo tras el suceso. J.S.G. natural de Pesquera de Duero (Valladolid), de 43 años -”y con residencia en Olmillos de Sasamón (Burgos) desde que se decretara la orden de alejamiento-” había ejercido la fontanería y la venta ambulante.
«No frecuentaba los bares y tampoco se le ha visto mucho por otros lugares», concreta una vecina que reside en frente del chalet que la víctima y su agresor habían levantado ladrillo a ladrillo hace cinco años. «Sorprendía ver a los dos en la obra edificando su propia casa, de la que ella no salía mucho aunque sí veíamos a sus dos hijas gemelas», añade. Otra vecina señala que el pasado domingo comprobó que una patrulla policial merodeó por el lugar del suceso avisada por la víctima.
La fallecida se fue del pueblo muy joven, con unos 16 años, para dedicarse el servicio doméstico y regresó después a Villoldo para casarse, pasando después otra larga temporada en la provincia de Burgos antes de decidirse a residir de nuevo en su localidad natal, donde encontró la muerte. Sus padres, ambos fallecidos jóvenes hace una década, eran conocidos como «gente trabajadora, muy humilde». Tuvieron cuatro hijos, dos varones y dos hembras. Todos emigraron, aunque una hermana regresa en ocasiones al tener una casa en el pueblo.
Un compañero del padre de la víctima asegura que la asesinada, a pesar de vivir en el pueblo, no tenía mucha relación vecinal. «Hace al menos cinco años que no yo no sabía de ella, y de su ex-“marido puedo decir que como mucho acudió una vez en ese tiempo a repostar a la gasolinera», sostuvo.