La caída de la rentabilidad del cultivo hace perder 6.500 hectáreas de regadío
La superficie de regadío en Castilla y León registró un descenso del 1,5 por ciento en 2010, hasta situarse en 394.219 hectáreas, frente a una bajada en el conjunto nacional del 0,4 por ciento, hasta 3.407.953. La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) atribuye este descenso en 6.402 hectáreas de la superficie de regadío en la Comunidad a la «pérdida de rentabilidad que han sufrido estos cultivos», especialmente en el último año, como consecuencia de la «fuerte subida de las tarifas eléctricas -“que representan ya el 30 por ciento de los costes de producción- y la caída del precio de los productos agrarios, lo que ha hecho prácticamente inviable su subsistencia en algunas zonas».
La federación destaca que esa pérdida de rentabilidad ha llevado a muchas comunidades autónomas con grandes extensiones de superficie regada a abandonar muchos de los regadíos ya históricos -“de mayor producción e ingresos- y sustituirlos por cultivos de secano, con el fin de «aliviar los gastos energéticos que implican los nuevos sistemas de riego más eficientes, de menor consumo de agua, pero mayor demanda eléctrica».
Los datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Merino recogidos por Fenacore constatan que Castilla y León era la tercera autonomía por superficie regable en 2010, por detrás de Andalucía (982.908 hectáreas) y Castilla-La Mancha (478.713). El análisis autonómico constata que Comunidad Valenciana y Murcia fueron las que más superficie perdieron, un 6,8 y un tres por ciento, respectivamente, hasta304.624 y 162.791 hectáreas, en cada caso. De esta forma, las regiones más afectadas por la pérdida de superficie de riego durante el pasado año coinciden con las regiones del arco mediterráneo.