CSI-F obtiene «buenas palabras» en cuanto a las 37,5 horas y descarta la huelga
La negociación se centra especialmente en el aumento de dos horas en la jornada laboral semanal, hasta las 37,5, y en el control del absentismo laboral
Representantes de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F) de Castilla y León han recibido hoy «buenas palabras y disposición» de la Consejería de Sanidad para negociar la jornada de 37,5 horas, y han descartado sumarse a las 11 jornadas de huelga convocadas por el sindicato médico CESM.
El presidente del CSI-F de León y responsable de la gestora regional del sindicato, Nicanor García, ha participado hoy en Valladolid, junto a medio millar de compañeros, 58 de la provincia leonesa, en una protesta ante las puertas de la Consejería de Sanidad, a la que ha seguido otra ante la de Educación y las Cortes de Castilla y León.
Los representantes del CSI-F han sido recibidos por el gerente del servicio regional de salud, el Sacyl, Eduardo García-Prieto, de quien han obtenido «buenas palabras y disposición» para el 24 de febrero, una vez que pasen las elecciones sindicales en sanidad, convocar la mesa de la materia y negociar.
La negociación se centra especialmente en el aumento de dos horas en la jornada laboral semanal, hasta las 37,5, y en el control del absentismo laboral, «que indica que no confían ni en sus propios trabajadores», sin que esté claro si los tres o cuatro primeros días de baja se va a dejar de cobrar, ha explicado García.
El responsable regional de CSI-F ha confiado en que se llegue a un acuerdo en cuanto a las 37,5 horas, en la fase de desarrollo de la ley, ya que la Consejería les ha reconocido que ya hay profesionales sanitarios que hacen más de esas horas con, por ejemplo, los «cambios de turnos.» Nicanor García no ha compartido la convocatoria de once jornadas de huelga en la sanidad pública de la Comunidad realizada por el sindicato médico CESMCyL, ya que, a su juicio, «la situación es para pensárselo».
Ha incidido en que los funcionarios ya han hecho sacrificios, con recortes salariales del cinco y el siete por ciento, y con la pérdida, en el caso de sus representantes sindicales, de un cincuenta por ciento de los liberados.