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El castillo de Fuensaldaña se convertirá después del verano en oficina turística

La antigua sede de las Cortes de Castilla y León pasará a ser el principal reclamo del municipio .

Imagen del castillo de Fuensaldaña que volverá a abrir sus puertas después de dejar de ser sede de las Cortes de Castilla y León.

Publicado por
c. centeno | redacción
León

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El castillo de Fuensaldaña, sede de las Cortes de Castilla y León durante más 24 años y, actualmente, en manos de la Diputación de Valladolid, abrirá sus puertas de nuevo después de verano como atractivo y oficina turística del municipio.

La fortaleza, que lleva cerrada desde el año 2007 cuando se trasladó a Valladolid la sede de las Cortes de Castilla y León, donó su mobiliario a los ayuntamientos de menos de cien habitantes pertenecientes a la Diputación Provincial de Valladolid.

El emblemático edificio fue ofrecido por la presidenta de las Cortes, Josefa García Cirac, a la Fundación Villalar, que estudia cuáles de sus actividades se pueden desarrollar en Fuensaldaña.

La construcción del castillo se remonta al año 1451, pero es en 1983 cuando, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, fueron elegidas las primeras Cortes de Castilla y León y, la Diputación de Valladolid, que había restaurado la fortaleza con fines turísticos, cedió el edificio a la recién creada institución. Tras las necesarias obras de adaptación las Cortes se instalaron en el castillo.

A lo largo de casi un cuarto de siglo, las distintas dependencias del Parlamento de Castilla y León, tanto el hemiciclo como las oficinas de los grupos parlamentarios, la biblioteca, las salas de comisiones y los distintos servicios administrativos, se ubicaron en el castillo de Fuensaldaña.

Después de casi tres años de una clausura solo interrumpida por las visitas puntuales, a partir de ahora, será el propio pueblo el encargado de dar la bienvenida a los turistas. El Ayuntamiento de Fuensaldaña instalará en el coso su oficina municipal de turismo y lo utilizará como el mejor de los trampolines para promocionar el resto de sus recursos, ligados fundamentalmente a la gastronomía y al enoturismo.

El antiguo castillo de la familia de los Vivero, construido en el siglo XV, ofrece otras muchas posibilidades, dispone de tres pisos interiores y de un sótano comunicados por una escalera de caracol, cada uno de ellos con una amplia estancia abovedada a los que también se pretende sacar provecho.