Diario de León

Desalojan a 300 vecinos de un pueblo de Ávila por un gran incendio forestal

Más de mil hectáreas de monte habían ardido hasta ayer en Palacios de Becedas.

Vecinos de Palacios de Becedas siguen el fuego.

Vecinos de Palacios de Becedas siguen el fuego.

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La Guardia Civil tuvo que desalojar poco antes de las ocho de la mañana a 300 personas de la localidad abulense de Palacios de Becedas debido a la proximidad al pueblo del incendio originado en el municipio de Solana de Ávila.

Los habitantes del primero de los pueblos pudieron volver a sus casas, tras levantar las autoridades la orden de desalojo de forma oficial en torno a mediodía, si bien muchos de ellos ya habían regresado por decisión propia antes desde el polideportivo de El Barco de Ávila, hasta donde habían sido desplazados.

El delegado de la Junta de Castilla y León en Ávila, Francisco José Sánchez, explicó en declaraciones a Ical que la situación estaba « más tranquila que a primeras horas de la mañana”, cuando se complicó por culpa del viento. Los frentes que “tocaban” a los dos pueblos están ahora “estabilizados”. A pesar de ello, la carretera AV-100 estaba cerrada al tráfico por precaución desde las 12.50 horas, entre el Losar y Palacios de Becedas.

A última hora de la tarde los esfuerzos se centraban en dos puntos. Por un lado, efectivos de las brigadas antiincendios trabajaban en empapar los terrenos que circundan las dos localidades para que evitar que se reproduzcan las llamas y, por otro, los medios aéreos se afanaban en sofocar el incendio en lo alto del monte, en el Puerto de Tremedal, donde no existe población cerca, para controlar que no bajara de nuevo a los núcleos rurales.

Para ello, se desplazaron a la zona 13 medidos aéreos y 300 personas, entre efectivos de la Junta, Protección Civil, Unidad Militar de Emergencias (UME) y Guardia Civil. El incendio, declarado el sábado en Los Loros, perteneciente al término municipal de Solana de Ávila, es intencionado y se estima que ya había calcinado ayer más de 1.000 hectáreas, en su mayor parte pasto y matorral.

En la extinción del incendio intervenían ayer nueve helicópteros de la Junta y del Ministerio, incluido el helicóptero coordinador de la Junta, cuatro hidroaviones del Ministerio, seis brigadas helitransportadas, siete cuadrillas de tierra, 12 autobombas, dos bulldozer, siete agentes medioambientales y seis técnicos de extinción.

Como hace nueve años

Los vecinos de Palacios de Becedas,revivieron la angustia que ya experimentaron hace nueve años, cuando un gran incendio arrasó en las provincias de Salamanca y de Ávila unas 8.000 hectáreas.

Vidal del Río, de 65 años, natural de Palacios de Becedas, aunque con domicilio en Madrid, fue uno de los que estuvo «toda la noche» colaborando en los trabajos para sofocar las llamas, junto a otros vecinos que disponían de pozos, depósitos y cisternas que acercaban a los puntos más peligrosos.

Aunque reconoció que el humo «no se podía aguantar» en torno a las 05. 30 de la madrugada, Del Río optó por permanecer en su pueblo natal, para impedir que el fuego se adentrara en el mismo. Entre los numerosos medios desplegados esta madrugada en la zona y la participación de los vecinos, lograron refrescar el entorno del pueblo.

En este sentido, Vidal del Río destacó el gran despliegue de bomberos que se produjo durante toda la noche, una circunstancia en la que coincidió con otra de las desalojadas, Marga Trapero, que aunque natural de esta localidad abulense, vive habitualmente en Madrid.

«Si no hubiera habido tanta gente, Palacios se habría quemado», declaró a Efe , sentada junto a sus padres, que son los que habitualmente residen en el pueblo y a los que había ido a ver este fin de semana, aunque probablemente no retornen a su hogar en Madrid hasta mañana.

Todavía con el susto en el cuerpo, Trapero señaló que a las 04.00 de la mañana mucha gente se fue a acostar pesando que la situación estaba controlada, pero pasadas las 05.00 de la mañana, las fuertes rachas de viento reavivaron las llamas, que se acercaron peligrosamente a Palacios de Becedas.

Fue entonces cuando se ordenó el desalojo de la localidad y, aunque algunos prefirieron quedarse, otros se dirigieron a El Barco de Ávila y el resto al pueblo cercano de Medinilla, para pasar la noche en casa de familiares.

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