Los hoteleros leoneses esperan una ocupación del 90% en el puente
A pesar de la crisis, el sector hotelero de Castilla y León espera con optimismo la llegada del Puente de la Constitución, la semana que viene, para el que se prevé un grado de ocupación de entre el 50 y el cien por cien de las plazas, en función de la provincia y la capital. Los empresarios de León, gracias al festival musical Purple Weekend y a sus atractivos turísticos, auguran un 90%, y Segovia, por su cercanía a la capital de España, aspira al lleno total. Ávila y Valladolid comparten unas previsiones cercanas al 80% y el sector burgalés, aunque no adelanta cifras, también habla de «optimismo». Las previsiones se rebajan al 60% de ocupación en el caso de Salamanca, mientras que Palencia y Zamora hablan de un 50 por ciento. Sin aportar datos concretos, Soria espera más afluencia de turistas en el fin de semana que en los dos días previos, aunque en ningún caso mejores resultados que el año pasado.
Entre todas las provincias de la Comunidad, el sector hotelero de León capital es el que registra por el momento una ocupación «bastante alta», especialmente para las noches del viernes y el sábado, que en algunos casos alcanza «el cien por cien», aunque las reservas de última hora, condicionadas por la climatología, resultarán determinantes.
Sin embargo, las previsiones de los hoteleros de la capital leonesa son optimistas, dado que la nieve caída en las últimas jornadas permitirá la apertura de las estaciones de esquí, lo que resulta un atractivo para la recepción de visitantes, al igual que un evento como el Purple Weekend, que se celebra en la capital leonesa entre los días 6 y 8 de diciembre, y que se ha convertido en «un referente» musical en estas fechas.
De cualquier forma, como reseñaron los empresarios, será a última hora cuando se vislumbre la afluencia de visitantes a la ciudad de León, que en general es «bastante estable», porque para el sector de la hostelería es «una buena época» que precede a «lo duro», entre el mes de enero y la llegada de la Semana Santa, meses en los que los establecimientos parecen «un desierto».