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Publicado por
ernesto escapa
León

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Los ruidos crecientes del guirigay político, donde no pasa un día sin su escándalo, van dejando de lado y como al descuido la reforma local, cuyos trazos conocidos muestran su vertiente más facinerosa en la provincia de León. Aunque, de momento, nadie repara en lo esencial, que es el destino de ese patrimonio comunitario gestionado durante siglos por las Juntas Vecinales. Los montes, los espacios comunales, los recursos naturales, la caza, los templos, las antiguas escuelas recicladas como centros de reunión y convivencia. Pero no sólo eso. Los trabajos de mantenimiento, mediante hacenderas, del sistema de regadíos, de los caminos y cunetas, de las sendas, el repaso de los tejados, la limpieza de los montes. ¿Qué saben de todo eso en los gatuperios funcionariales?

Le han visto el rédito a la puja de los montes, de la caza, de la explotación micológica y han hecho números con su subasta centralizada, sin reparar en que todo ello, sin los cuidados cercanos, es pura cisquera. Los fuegos acabarían de inmediato en el primer verano con ese manto natural que ahora arropa el entorno de los pueblos. O son muy necios o tienen que darse cuenta. Es verdad que no podemos fiar mucho a la labor mediadora de nuestros representantes, porque tanto procuradores como diputados o senadores padecen olvidos transitorios que les duran cuatro años. Pero alguien tendrá que advertir a los proyectistas de este atropello que la coexistencia en nuestro territorio de entidades menores y municipios, cada cual con su gobierno, es un signo de madurez democrática.

Si los gestores públicos, a la hora de legislar, leyeran algo que no fuera la pragmática recadería de sus consultores, habrían advertido que la estructura administrativa básica de León no es el resultado de un capricho, sino la consecuencia de un poblamiento singular, muy bien estudiado por geógrafos como Martín Galindo o juristas como Azcárate, López Morán y Posada. No son estudios exóticos: la mayoría están publicados en la colección Administración y Ciudadano del ministerio de Montoro. Pero ahí no van a mirar, porque esos autores no facturan y aquí ya sólo cuenta quien aplica una tarifa desmedida. Tampoco cabe esperar mucho de nuestros parlamentarios, que se limitan a darle al botón y embaular.

Lo que vamos conociendo del anteproyecto Montoro para la administración local no es la reforma que necesita este grave problema de la estructura pública. Embiste a ciegas contra la base municipal, mientras consolida y refuerza unas diputaciones que después de doscientos años olvidan a menudo cuáles son sus obligaciones y dónde no pintan nada. Y todo porque Rajoy empezó su carrera en la Diputación de Pontevedra. Cuando el Aznar autonómico recaló en el gobierno de España, concedió de inmediato la gestión del tráfico a Cataluña y la prórroga indefinida al concierto vasco, convirtiendo en eterna la excepción fiscal transitoria. Pero la semana no agota sus traspiés con estos excesos. También se ha sabido que el ministerio de Soria niega ahora el pago de las subvenciones al carbón a los empresarios leoneses del sector. Son millones de euros en el aire. El motivo: las deudas empresariales a la Seguridad Social. El consejero Villanueva califica la extorsión como un escándalo. De esta, acaban con el carbón.