Diario de León

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Récord de cuerpos donados a la ciencia

Las universidades de Valladolid y Salamanca recibieron el año pasado 33 cadáveres para investigación y docencia . Casi 1.400 personas integran el actual banco de donantes.

Simposio sobre cirugía en la rodila en la Universidad de Valladolid.

Simposio sobre cirugía en la rodila en la Universidad de Valladolid.

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ESTHER NEILA | Valladolid
León

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Sería simplificar demasiado atribuir a la crisis el incremento de donaciones de cuerpo. Si bien es cierto que el número de inscritos se ha multiplicado en el último lustro (son 1.377 en la actualidad) y que las universidades de Valladolid y Salamanca recibieron el año pasado más cadáveres que nunca (33) para sus clases, conviene matizar que el aumento comenzó a notarse en la estadística años antes de que se instalaran las vacas flacas.

A un «cambio de mentalidad» atribuye Francisco Pastor, profesor de Anatomía de la UVA, buena parte de ese incremento, una tendencia iniciada en el año 2005 (cuando ya entraron en las aulas ocho cuerpos), marcando el punto de inflexión de una línea en ascenso desde entonces. «Cuando yo empecé a dar clases, en 1986, eran uno, dos o tres, como mucho, los que entraban al año», recuerda. El año pasado fueron 25. Y en estos primeros casi nueve meses, han recibido 13.

Similar evolución registra la Universidad de Salamanca, donde el aumento ha sido también «progresivo», según explica Antonio Jesús Álvarez-Morujo, director del departamento de Anatomía e Histología Humanas. Una «mayor información», la «pérdida de ciertos miedos» y que «la gente se ha vuelto más solidaria» son «las motivaciones» que, en su opinión, explican el fenómeno.

El cambio de actitud de la sociedad ante las inhumaciones religiosas tradicionales y la superación de antiguos tabúes están detrás del incremento de donantes de cuerpo. Pero ante todo, es la solidaridad, «el deseo de que sirva para algo», lo que mueve estas entregas. Lo demuestra que también en el capítulo de donación de órganos Castilla y León ocupa (con 130 extracciones, batió su récord el año pasado) los primeros puestos de España, país, a su vez, a la cabeza a nivel mundial.

Hay que pensar que «una vez muertos, ya no tienen que preocuparse de nada», indica Álvarez-Morujo, mientras señala que, como mucho, «quizá pueden liberar de una carga a sus propios herederos».

Pese a no ser el leit motiv de las donaciones de cuerpo, desde luego que la coyuntura económica «también influye y bastante», reconoce el profesor Pastor. Es así porque con la donación se evitan los gastos del sepelio, cuyo coste mínimo suele superar los 2.000 euros. Mientras, si se opta por la cesión a la ciencia, el desembolso es nulo, dado que la universidad de destino asume los gastos.

O, al menos, así era –en el caso de la Universidad de Valladolid– hasta hace unos meses. El aluvión de cadáveres obligó el año pasado a esta institución académica a establecer una especie de ‘franquicia’, ante la imposibilidad de pagar el traslado de todos los solicitantes, un desembolso que absorbe una buena porción del presupuesto del departamento.

Desde entonces, la institución académica sufraga hasta 500 euros. Si el coste del transporte supera esa cantidad es la familia quien debe completar el gasto. Explica Pastor que esa cantidad sólo se supera cuando el cuerpo procede de otras provincias, cuando «el traslado puede costar mil y pico euros», calcula. «Hemos tenido que adoptar ese criterio para no negarnos a aceptar cadáveres», argumenta, asegurando que en ningún caso supone «un impedimento para las familias» porque «quien quiere, hace la donación».

Cada universidad acepta cuerpos de su entorno próximo. En el caso de la UVA, los cadáveres proceden mayoritariamente de Valladolid, pero también de Burgos, León, Palencia y_Segovia. Mientras, a la USAL llegan principalmente de Salamanca, Zamora y Ávila. Y, puntualmente, del norte de Cáceres.

En la actualidad, entre una y otra, cuentan con 1.377 donantes activos en sus archivos, de los cuales 782 tramitaron su solicitud en la Universidad de Valladolid y otros 595 en la de Salamanca.

La disponibilidad de cuerpos «redunda en una mejoría de la docencia», asevera el docente vallisoletano, tanto a la hora de que los futuros médicos realicen disecciones como para «reforzar el conocimiento» teórico de alumnos de otras facultades. Si hasta hace unos años sólo los universitarios de Medicina estudiaban con cadáveres, en la actualidad también los grados de Enfermería, Educación Física o Especial, Logopedia, Óptica, Odontología, Terapia Ocupacional y Nutrición desarrollan «en mayor o menor medida» lecciones con ellos. «Para las clases prácticas es fundamental», asegura Pastor, porque el cuerpo humano es «insustituible» y ninguna tecnología puede reproducir fielmente la textura y manejo del cuerpo humano.

Hasta hace décadas, el cementerio era el único destino posible del común de los mortales. Y sólo llegaban a las aulas los cuerpos de personas no reclamadas por sus familiares, un supuesto que contempla el decreto por el que se regula la Policía Sanitaria Mortuoria en Castilla y León, que rige el uso de cadáveres con fines de investigación o docencia.

El incremento de las donaciones en los últimos años ha permitido «hacer algo que ya se venía haciendo en Estados Unidos y otros países europeos», que es disponer de cuerpos para cursos de postgrado o jornadas técnicas dirigidas a profesionales. Es el caso del simposio sobre rodilla que hace unas semanas se ha celebrado en la Universidad de Valladolid y en el Hospital Río Hortega y que ha reunido a un nutrido grupo de médicos de todo el país.

Recientemente, también se han desarrollado cursos sobre cirugía en las fosas nasales, artroscopia e implantes dentales.

Además, en el Hospital Clínico existen dos grupos de investigación: uno ensaya técnicas de intervención en la mano y otro, cirugía en la columna vertebral.

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