Diario de León

Julio Villarrubia Secretario general del psoe de castilla y león

«El partido no está dividido»

El líder socialista elude responder sobre si se sentará a hablar con Óscar López como le ha pedido Demetrio Madrid. Reconoce la firmeza de Herrera en la reforma local, pero exige que el PP amenace con votar en contra en el Congreso. Se muestra partidario de reformar las diputaciones, no de su desaparición

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Pablo Lago / Felipe ramos / J. Luis F. del Corral | valladolid
León

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­­­­­­­—Resulta singular que el PSOE esté muy alineado con el modelo de Ordenación de la Junta y sean adversarios con la reforma local del Gobierno. Es paradójico que el PP esté peleando fuera y dentro del partido, mientras se encuentra con la alianza del PSOE en Castilla y León.

—Así es. Hay una reforma nacional, enmendada a la totalidad por casi todos los grupos, que ataca al principio de autonomía municipal y a la esencia de los ayuntamientos y entidades locales menores, a la vez que en el horizonte está la privatización del conjunto de los servicios. Por eso rechazamos esa ley. Los socialistas hemos presentado 50 enmiendas para defender la autonomía, las competencias de los ayuntamientos y el mundo local, y los ayuntamientos y entidades locales menores. Nos afecta especialmente en Castilla y León porque tenemos más de 2.200 ayuntamientos y otro número similar de entidades locales menores, que se ven en riesgo de desaparición si se aprueba la reforma en los términos que se ha presentado. En paralelo, se presenta en la Comunidad una propuesta de ordenación del territorio con la que inicialmente mantenemos especiales diferencias y que luego, en base a trabajo, acuerdos y negociaciones, se ha podido llegar a votar inicialmente. Digo inicialmente porque la importancia de esto no es lo que se ha producido, sino el desarrollo. El modelo que se ha aprobado no es el nuestro, pero recoge lo suficiente para que podamos apoyarlo por ser un asunto de Comunidad. Dicho eso, se corrigió lo suficiente para que recibiera nuestro apoyo. Ahora queda un larguísimo trabajo para intentar salvar y defender los servicios públicos fundamentales y el mundo rural.

—¿Y eso no demuestra, en contra de la tesis que defienden ustedes, que Herrera y su Gobierno son garantes de la defensa de los intereses de Castilla y León, incluso a costa de enfrentarse a su Gobierno en Madrid?­

—En este caso, hasta ahora sí. Vamos a ver si esto que se ha presentado es votado también en Madrid por los senadores y diputados, porque, si no, nos quedaremos con un esfuerzo loable, pero sin resultado.

—Es ser muy ingenuo pensar que diputados y senadores del PP van a votar por territorios una cosa distinta. A ustedes nunca les pasó, incluso cuando gobernaban y los presupuestos no eran los más favorables a esta tierra…

—El peso político se tiene, no votando la disciplina de voto, no, no, no. No hace falta. No se ha producido nunca un ataque a los ayuntamientos y entidades locales menores, con un riesgo a su propia existencia, como ahora. No hay precedente, luego no hay caso homologable.

—Sí lo es en el caso de la minería con Zapatero y los parlamentarios de esta tierra votaron…

—Sí, y yo estaba, y gracias a nosotros hay minería hasta 2018. Y gracias al PP igual no llegamos. Lo que hizo Zapatero fue salvar que desapareciera la minería en 2010.

—No, en el tema de la minería todos tienen culpa.

—Bueno, bien, pero cada palo que aguante su vela. Gracias a Zapatero, no pese a Zapatero, la minería existe todavía. Vamos a ver si entre todos conseguimos la continuidad, no hay mucha ayuda de este Gobierno ni del tal Soria; parece que no hay muchas ganas de que esto continúe.

—Ni del comisario socialista Joaquín Almunia, que es uno de los mayores opositores a la minería.

—No, no, el mayor opositor es el Gobierno de España, que no sólo no ha ejecutado las cantidades consignadas en el presupuesto, sino que las ha reducido y eliminado. En ese presupuesto no entra Joaquín Almunia.

—En primer lugar está Soria y segundo, cerquita, Almunia.

—Vamos a terminar el tema anterior, que es importante. Yo no pido, porque sería ingenuo, que [diputados y senadores del PP por Castilla y León] voten contra la disciplina de grupo. Sí digo que si de verdad defienden a la Comunidad y a los ayuntamientos y entidades locales menores tienen que votar con su grupo, porque previamente hayan conseguido que esas propuestas se lleven a votación. Ése es el peso político, lo que pido y exijo al PP. Que a sus compañeros en Madrid les digan que esto es un atropello intolerable, que va en perjuicio de los ciudadanos y nuestra tierra, y que les amenacen, entre comillas, con votar en contra de eso si perjudican nuestra tierra.

—¿Para qué quedarían las diputaciones, según usted?

—Tendría que ser con consenso, no desde posiciones inviables. Las diputaciones, y esto lo digo con suavidad, a veces se convierten en centros de prácticas caciquiles. Hay como mínimo una duplicidad en el ejercicio de funciones administrativas y de prestación de servicios con otras administraciones, que tienen difícil justificación. No se optimizan los recursos; no es una administración con capacidad recaudatoria; sólo se dedica a coger dinero y redistribuirlo. Con una descentralización como la que tenemos en España, unas diputaciones con los cometidos que hoy tienen, tienen poco sentido. Tienen una función importante todavía, el auxilio a los pequeños municipios.

—Esta semana Demetrio Madrid, primer presidente de Castilla y León. decía que era un clamor que usted y el portavoz en las Cortes debían sentarse a hablar. Como lo dice una voz autorizada, quiere decir que no hablan ustedes ¿Le va a hacer caso a Demetrio Madrid?

—Lo primero que voy a dejar claro es que de los temas internos de mi partido hablo muy poco fuera; dentro, todo lo que es necesario. Fuera lo justo, lo que es información, porque no voy a destacar donde hay problemas. En hablar de los del PP, de sus divisiones, no tengo ningún problema, como leal oposición. Son públicos y notorios sus enfrentamientos, mucho más que los nuestros.

—¿Usted admite o no que hoy el partido, por esa falta de diálogo entre usted y Óscar López, está más dividido que cuando tomó las riendas del partido?

—En absoluto. El partido no está dividido, más allá de posibles sintonías o no personales entre diez mil militantes que somos. Hay más o menos afinidades, pero políticamente no hay ninguna división. Nada tiene que ver la mejor o peor relación personal que tenga quien sea con quien sea.

—¿Niega usted que esté alentando sectores críticos en las provincias?

—Es evidente que no tengo que negar absolutamente nada. Soy el secretario general de todos los socialistas de Castilla y León.

—¿Menos de Folgueral?

—No es del PSOE.

—Lo decía por volver al epicentro del terremoto.

—Pero no es.

—Madrid decía que debía darle entrada inmediatamente a Folgueral y a su equipo de concejales en el Partido Socialista, porque además decía que era un derecho constitucional, y avalaba lo que había hecho Óscar López. ¿Se está preparando el regreso de Folgueral al PSOE?

—(Suspiro) Vamos a ver…

—Dice ‘no’ con la cabeza.

—Voy a decirlo con palabras. Hace poco se ha celebrado la asamblea correspondiente para elegir el órgano de dirección en Ponferrada. Al día siguiente, he hecho un llamamiento a la unidad del partido, a que se trabaje por los ciudadanos y a que se planteen las alternativas para dar respuesta a los problemas de una zona especialmente necesitada. El equipo del actual alcalde y concejales del ayuntamiento de Ponferrada no pertenecen al Partido Socialista, luego no es la función del partido preocuparse de lo que ellos hagan, sí de pre parar una alternativa y nuestras respuestas. Me permito discrepar razonablemente de la opinión de Demetrio Madrid. Me parece un error hablar de ello en público, pero está en su libertad de hacerlo. Discrepo y lo que digo es que el partido lo que tiene que hacer es presentar, cuanto antes y con el mayor grado de unidad, los programas. Luego elegirán a las personas. Dejo claro que el Partido Socialista no va a engañar a los ciudadanos. Si alguien piensa que eso fue un apaño con Folgueral y su grupo para volver dos años después, están equivocados. Eso lo digo taxativamente.

—¿Folgueral no va a volver?

—¿A ser candidato inmediatamente? Es que ni se plantea la hipótesis. No pertenece al PSOE; no toca hablar ahora de candidatos, pero no se plantea.

—¿Y si la agrupación de Ponferrada pidiera que volviera?

—He dicho antes que de temas internos hablaré lo justo, pero sé que el tema es importante y diré: una convulsión como la de Ponferrada excede a la decisión de una votación ordinaria de una agrupación local. Estamos hablando de un problema de mayor entidad, donde tiene que tomar cartas fundamentalmente el partido a nivel federal. Es evidente que quien se marchó del partido no va a encabezar la candidatura en la legislatura siguiente.

—¿Reconocerá que para eso tienen todo a su favor? Recortes en el Gobierno y en las autonomías. Si no aprovechan ese a tren ahora cuándo va a ser.

—No tenemos a favor nada más que el desastre y los atropellos del gobierno central y autonómico, en ese sentido sí. Están trayendo la pobreza, la exclusión, los recortes, la pérdida de calidad democrática, la pérdida de empleo, la contrarreforma laboral, la contrarreforma local, la contrarreforma en materia de justicia, el tasazo judicial, el atentado a la tutela judicial efectiva, el recortazo de pensiones… en resumen los atropellos de esta derecha que aprovechándose de la crisis está llevando a cabo su programa máximo, que no se había atrevido ni el mismísimo Aznar. Eso a favor, en el resto sólo tenemos nuestro esfuerzo, siempre contracorriente y contra demasiadas cosas.

—Con ese desastre que describe, ¿por qué no hace la autocrítica de no haber sido capaz de ilusionar a los castellanos y leoneses?

—La hago en estos momentos y la he hecho muchas veces. Estoy reconociendo de forma colectiva, no se entienda mal, nuestra incapacidad, mayor la de los que estamos más metidos, yo el primero. Por muchas razones, sociológicamente estamos donde estamos. No lo hemos tenido fácil salvo Demetrio Madrid, pero la configuración de aquel momento no es la misma que la de hoy, con la UCD o el CDS.

—Pero tiene que ver también con la gestión que haga cada uno de su casa. Ahí están la debacle por la crisis y los desaguisados del Gobierno de Zapatero, ahí tiene casos como Soria y Segovia que han resistido el vendaval. O como León, que a pesar del esfuerzo inversor de Zapatero, se los llevó por delante.

—Es más fácil llegar en sitios reducidos que a nivel global. Aquí se produce la concentración de todo el voto de la derecha y de la extrema derecha en torno al PP. Y el voto de la izquierda está dividido y más fragmentado. Se dice, y parte de verdad hay en ello, que nuestra tierra tiene tendencia conservadora por la amplitud del medio rural y de poblaciones pequeñas. No tenemos muchas ayudas y sí tenemos principios y valores y mucha gente que lucha por un proyecto político, sin cargos.

—Este análisis global que puedo compartir en muchas cosas se le cae cuando vamos a un hecho concreto. El Partido Socialista gobernó España siete años y en esos años, a pesar de que invirtió en Castilla y León, retrocedió en las autonómicas. Algo más habrá en el partido.

—Es verdad, pero aquí ha gobernado siempre el PP, salvo en la incipiente autonomía del escaso tiempo del 83…

—No ha hecho autocrítica, se ha referido sólo a factores externos, dice que no tienen respaldos, no sé si se refiere a mediáticos…

—Sí la he hecho. No hemos presentado nuestras alternativas que convenzan a la gente para recuperar una credibilidad que perdimos. Pongo la referencia en 2011. Viendo con el retrovisor lo que pasó, pero sobre todo en el presente y en el futuro. Sufrimos un castigo duro, seguramente merecido, porque no lo hicimos suficientemente bien. Añado, entre paréntesis, que hicimos en esos años una auténtica revolución social en derechos de los ciudadanos, que se están viendo atacados con el Gobierno de Mariano Rajoy. El PP salía a manifestarse a la calle y recurría al Constitucional siempre frente a ampliaciones de derechos de los ciudadanos. El PSOE saldrá a la calle y recurrimos al Constitucional frente a recortes de derechos de gobiernos de la derecha. La diferencia es clamorosa y sustancial. Estoy orgulloso de pertenecer al partido que hizo la revolución en derechos y libertades en la legislatura de Zapatero. Hago autocritica pero no voy a entrar… bueno sí le voy a decir que nos equivocamos en 2010 cuando se congelaron, no todas y solo para un año, las pensiones. Fue un error político de primera magnitud.

—La culpa la tiene Zapatero.

—No, yo lo voté.

—¿En el caso de que usted renovara de secretario autonómico dejaría de ser diputado?

—Sería razonable. No me lo he planteado aún.

—¿En qué ha cambiado Julio Villarrubia desde que llegó a la secretaría general de Castilla y León?

—Algo he cambiado, en lo importante nada. No hago esfuerzos por cambiar, sí por corregir y mejorar. Por ejemplo, mi carácter. Soy bastante vehemente, cuando veo algo equivocado que no me gusta entro al trapo. Contra cualquier injusticia he entrado siempre como un kamikaze siempre. A veces, no puedes actuar así con mi responsabilidad. He tenido que aprender a pasos agigantados y modelar mí forma ser.

—PSOE y PP eligieron a los presidentes y a buena parte de los administradores de las dos grandes cajas y éstos designaron a sus ejecutivos. ¿Se considera su partido corresponsable de la quiebra de estas entidades?

—No. Las cajas fueron un asunto de Comunidad y el Partido Socialista estuvo ahí. Hubo hechos en distintas provincias donde cada uno fue por libre, asumiendo sus estrategias y sus intereses. En eso nada tiene que ver el Partido Socialista. La corresponsabilidad con la Junta en defender un sistema financiero de Castilla y León existió y si fuera posible seguirá existiendo. Poco podemos aportar ahora. Estamos preocupados por la deriva de los acontecimientos. Como datos positivos veo que no haya habido nacionalización, que el Frob no haya absorbido a Ceiss, que Unicaja consume y consolide la adquisición del banco. Con eso daremos respuesta a lo que son nuestras prioridades: los clientes, los empleados y las inversiones, con cuidado especial a los preferentistas, que han sido engañados. Ante posibles responsabilidades, que pueda haber habido mi opinión es que se vaya al fondo con todas las consecuencias y que los tribunales juzguen las irregularidades que puedan haber existido.

—En las cajas hay también responsabilidad política. Tanto PP como PSOE ponían a los cargos en los consejos y ahora dicen que no tienen responsabilidad.

—El PSOE fue siempre minoría.

—El que sujetaba al presidente de Caja España hace unos años era el alcalde (Francisco Fernández), íntimo amigo de Zapatero. Las preferentes se decidían en esos consejos.

—El PSOE no gobernaba las cajas.

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