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Nuevos equipamientos para acortar la lista del programa de cáncer hereditario

Las unidades del Consejo Genético revisarán los criterios de selección para el test.

Una trabajadora del Centro del Cáncer analizando muestras de Salamanca.

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alicia calvo | valladolid
León

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Del 5 al 10% de todos los casos de cáncer son hereditarios. Hubo un tiempo en el que sólo quedaba esperar a que se manifestara la enfermedad, pero desde hace diez años en Castilla y León existen unidades de Consejo Genético para cáncer de mama, ovario y colorrectal hereditarios. Se encuentran en Burgos, Salamanca y Valladolid. En ellas estudian, a través de un test molecular, a pacientes de toda Castilla y León que tienen altas probabilidades de portar una mutación genética cancerígena y, por lo tanto, de padecer la enfermedad. Todo ello con el fin de prevenir el cáncer o diagnosticarlo precozmente.

Tras una década en la que han estudiado a más de 3.000 familias, 2.231 casos por cáncer de mama y ovario y 944 por cáncer colorrectal, y que ha supuesto una revolución en la manera de abordar el cáncer hereditario, el programa de consejo genético se reformula.

Refuerza los dos laboratorios de referencia, CIC_en Salamanca e IBGM en Valladolid, con la incorporación en el próximo mes de enero de dos equipos de secuenciación masiva de última generación y replantea los criterios de selección de pacientes a quienes realizar este test molecular.

Con ambas medidas estas unidades pretenden reducir los tiempos de espera y ajustar la población diana que tenga altas probabilidades de dar positivo en algunas de las alteraciones que estudian: dos genes en cáncer de mama y ovario (BRCA1 y BRCA2) y tres en el colorrectal.

La lista de espera para primeras consultas de Consejo Genético supera el año. A esto se añade que, después, desde que el paciente se hace la prueba hasta que le dan los resultados el tiempo medio roza otros ocho o nueve meses. De tres a seis meses tardan los laboratorios en realizar los análisis y el resto es por demora en la consulta, tal y como explican los oncólogos de Valladolid y Salamanca.

Maquinaria

La semana pasada la Consejería confirmó al Centro de Investigación del Cáncer en Salamanca, CIC, y al Instituto de Biología y Genética Molecular de Valladolid, IBGM, –que analiza las muestras de las unidades de Burgos y Valladolid– la compra de esta maquinaria. Con ella «analizar la muestra de una paciente se reduce a dos semanas, frente a los cuatro o seis meses que actualmente se tarda», explica Mercedes Durán, investigadora del IBGM. «Lo hace mucho más rápido porque emplea un método diferente y el gen ya no se estudia por partes, sino a la vez».

Rogelio González Sarmiento, uno de los coordinadores de la Unidad de Salamanca, asegura que el equipamiento «se ha quedado antiguo». «Tal es el volumen de pacientes que con los medios actuales no damos abasto», reconoce y añade que con los equipos de última generación esperan «normalizar en año y medio las listas de espera y que quienes tienen mayor riesgo puedan conocer los resultados en tres meses, en vez de un año».

González Sarmiento asegura que «se ha triplicado la afluencia, respecto a las expectativas con las que se abrieron las unidades de consejo genético», a la vez que ha comprobado «cómo un gran porcentaje de los casos estudiados no hubieran requerido la realización del test porque muchos dan negativo», por lo que estudian «replantear los criterios de inclusión para efectuar los estudios genéticos, haciéndolos más estrictos y reduciéndolos a los pacientes en los que esté más indicado». «Hemos tenido un éxito mayor del que pensábamos y nos ha sobrepasado, hay que replantearse la selección», indica la propia aludida.

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