Villarrubia analizará la reforma local antes de poner en jaque la ordenación

El secretario general del PSCyL, Julio Villarrubia, hizo ayer un guiño al Ejecutivo autonómico para salvar el pacto que selló en junio su portavoz en las Cortes, Óscar López, en torno a la Ley de Ordenación, mientras le daba un ultimatum para cumplir el acuerdo sobre el sector público que él mismo firmó en octubre de 2012 con el presidente.

En un discurso ante su comité autonómico, el líder del PSCyL recogió el guante lanzado el martes en las Cortes por Juan Vicente Herrera para sentarse a examinar «la compatibilidad o no» de la reforma de Montoro –que la próxima semana cierra su tramitación en el Congreso– y la Ley de Ordenación autonómica.

El presidente de la Junta había hecho este ofrecimiento a Óscar López, después de que éste le advirtiera que será «muy difícil» acordar el mapa territorial de la Comunidad, lo que en la práctica implica dinamitar el desarrollo de la Ley de Ordenación, ya que este mapa tiene que salir adelante por ley y mayoría cualificada. El portavoz parlamentario –ayer presente en el comité– no atendió la oferta de Herrera y ayer le contestó Villarrubia.

El secretario general del PSCyL urgió una reunión «sin dilación» en cuanto pase el día 19 –fecha en la que el Congreso aprueba la reforma local– para analizar «con rigor, buena fe y la mejor intención» la armonía entre ambas normativas.

Villarrubia dejó claro que su partido «no asumirá ni aceptará ningún desarrollo legislativo [en referencia a la Ley de Ordenación] que implique reducción de servicios, especialmente en el medio rural». Sin embargo, manifestó mayor disposición al acuerdo con la Junta que López.

Más inflexible con el Gobierno autonómico fue el secretario general de los socialistas ante el incumplimiento de los acuerdos en materia de sector público. La mecha la prendió el martes en las Cortes el secretario general de su Grupo, José Francisco Martín, cuando afeó a la Junta que no hubiese realizado el informe financiero y de gestión de los entes satélite de la administración ni hubiera constituido un grupo de trabajo para reducirlos, tal y como figuraba en el pacto. Era la primera vez que un socialista lo denunciaba en público, pese a que han pasado catorce meses desde la firma.

Ayer se pronunció Villarrubia: «Ofrecí a la Junta colaborar para acabar con lo que estaba ocurriendo [en las empresas y fundaciones públicas], con el compromiso de mirar al futuro y no hurgar en el pasado. Si eso no se cumple, el PSOE actuará sin limitación alguna de pasado y de futuro».

Las palabras son contundentes por sí mismas, pero hilándolas con las pronunciadas minutos antes tienen aún más miga. El líder del PSCyL había condenado los «silencios clamorosos» de la Junta ante «algunos asuntos de corrupción especialmente llamativos» y había recordado que sigue pendiente la comparecencia del consejero de Economía para explicar el «supuesto delito de corrupción» en Ade Parques. «No acuso de nada, pero explicaciones, ya. Y responsabilidades, si las hubiere, cuando toque», zanjó.

Al margen de estos dos mensajes, Villarrubia aprovechó el encuentro ante el comité para presentar un documento con «200 propuestas concretas para las personas», que serán «la hoja de ruta de los socialistas» para el próximo año. Un catálogo de ideas «abierto e inacabado», al que se irán sumando las de «militantes, agentes sociales y ciudadanos».

Villarrubia insufló ánimo a los suyos por dos vías. La primera, probando que el PSOE tiene un programa con iniciativas en todos los ámbitos, desde los servicios públicos, pasando por la fiscalidad, hasta en materia de calidad democrática y transparencia.

La segunda, recordando que el partido se ha hecho fuerte, al «mejorar el grado de interlocución, confianza y respeto con la mayoría de colectivos», entre los que citó los sindicatos de clase, organizaciones agrarias, cooperativas y otras asociaciones.

También hubo espacio para la crítica, al PP y a la Junta, que puede sintetizarse en una expresión: «Hay una dejación absoluta; aquí nadie responde de nada», dijo.

De puertas para adentro, el comité fue tranquilo. Las intervenciones de los secretarios provinciales o sus segundos fueron en la línea de reclamar «más unidad» en el partido y de «no alimentar» a los críticos. En este sentido, algunos barones pidieron a la dirección autonómica que se mantenga al margen de sus conflictos internos, y otros reclamaron lo contrario, que las provincias no pongan zancadillas a la autonómica, según distintas fuentes.