Castilla y León encara con cinco autonomías la guerra de la financiación

Castilla y León trabaja en forjar una alianza interna, política y social, para encarar con más éxito la batalla por la financiación autonómica, ante la reforma que el Ministerio de Hacienda emprenderá en la segunda mitad del año. Pero esos apoyos también están fuera y la Junta los está recabando.

Unas veces de forma discreta. Otras, como ocurrirá el próximo viernes, a la luz pública. La consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, participará ese día en una cumbre autonómica en Zaragoza con homólogos de otras cinco comunidades amigas. Son Galicia, Asturias, La Rioja, Extremadura y Aragón.

Con todas ellas comparte criterios comunes: poca población, alto envejecimiento, extensión territorial, baja densidad demográfica, elevada dispersión...

Características similares, que se traducen en intereses afines para negociar la financiación autonómica y en un mismo argumento: «Que prestar los servicios públicos esenciales nos cuesta más que la media», resumió Del Olmo.

Estas cinco autonomías suponen una cuarta parte de la población de España y concentran el 23% de la riqueza nacional. En superficie, ocupan el 62% de la piel de toro.

No quieren hablar de frente común. Ni la consejera de Castilla y León ni fuentes oficiales de la Comunidad anfitriona, que acoge la cumbre, pero no en calidad de promotora.

No obstante, es inevitable comparar este encuentro con el que hace unos días protagonizaron los presidentes de Valencia, Murcia y Baleares, los tres tenores –como los definió el consejero extremeño de Hacienda–, defensores de que el criterio per cápita, a secas, prime para el reparto de los fondos.

La revisión sobre el funcionamiento del modelo en vigor se está llevando a cabo ya en un grupo de trabajo, constituido por acuerdo del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero la negociación no ha empezado y, pese a ello, las autonomías ya buscan aliados.

Castilla y León también tiene de su parte a Castilla-La Mancha, como señaló ayer Del Olmo. Los contactos son continuos, discretos. Y, como cuando gobernaba Zapatero, la extrategia se repite. Aquí no hay colores políticos (Asturias es socialista). Hay recursos y futuro en juego.