Artilleros con 250 años de historia
Don Juan Carlos preside en el alcázar de Segovia la conmemoración de la Academia de Artillería, creada por Carlos III en 1764 y primera universidad científica de España.
El Rey, en la tribuna presidiendo ayer el desfile que tuvo lugar coincidiendo con el 250 aniversario de la Academia de Artillería.
El Rey presidió ayer una parada militar con motivo de la celebración del 250 aniversario de la Academia de Artillería en el alcázar de Segovia, en el mismo entorno donde se creó por Carlos III, el 16 de mayo de 1764, concebida como la primera universidad científica de España, informa Efe.
En los jardines de acceso a la fortaleza, en la Plaza Reina Victoria Eugenia, le rindió honores una unidad con cuatro baterías de caballeros alumnos del centro de formación de oficiales en activo más antiguo del mundo, con estandarte, escuadra de mando y la unidad de música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey.
Durante el acto, Don Juan Carlos entregó la Medalla de Oro del Alcázar al director de la Academia de Artillería, el general Alfredo Sanz y Calabria, después de que el coronel subjefe de estudios, Javier Alonso Bermejo, recordara la «oración» o lección dictada hace 250 años por el padre Antonio Eximeno.
El jesuita, matemático, filósofo y musicólogo, primer jefe de estudios del antiguo Real Colegio de Artillería, bajo la dirección del conde de Gazzola, sostuvo entonces que un general «debe ser un gran político, un gran matemático, un gran historiador, un gran filósofo, un héroe».
Desde un atril situado frente al Rey, el subjefe de estudios y alcaide del Alcázar finalizó resaltando que el padre Eximeno, hace 250 años, «se adelantó varios siglos al concepto que hoy aparece como novedoso en nuestro sistema educativo».
Don Juan Carlos llegó al acceso del Alcázar a bordo de un automóvil, sentado al lado del conductor, y saludó al ministro de Defensa, Pedro Morenés; al presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, así como al jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Jaime Domínguez Buj, que previamente había pasado revista.
Al igual que sonaron 21 salvas de ordenanza disparadas con cañones de artillería, ubicadas cerca de la fachada principal del alcázar, en el momento de la recepción del estandarte, Don Juan Carlos fue recibido con los mismos honores.
Junto con el resto de autoridades, el Rey presidió los actos bajo una carpa, mientras que a ambos lados se situaron unas gradas donde se encontraban jefes militares de todas las unidades de Artillería repartidas por España, así como otros invitados civiles y militares.
De pie, don Juan Carlos presidió el desfile, al que se incorporó una sección de la Guardia Real a caballo con dos piezas de cañón Schneider 75/18, mientras que a su paso delante del Rey todas las baterías de militares gritaron «Viva España».