«Lo que planteé al CGPJ es justo»

«¡Lo hemos conseguido! El CGPJ acaba de anunciar que las personas invidentes como yo también podemos ser jueces. Es increíble lo que hemos logrado. Gracias, porque sois cada uno de los 114.500 personas que habéis firmado mi petición, quienes lo habéis hecho posible. Hemos conseguido un cambio a una institución como el Consejo General del Poder Judicial. Gracias porque sin tu apoyo no habría sido posible».

Son palabras de Gabriel Pérez, un joven invidente vallisoletano, en la misma página web donde recabó apoyos para presentar su petición ante el máximo órgano de los jueces.

La Comisión Permanente contestó esta semana pasada a este invidente total que es posible su acceso a la carrera judicial si supera el proceso selectivo correspondiente. El acuerdo, adoptado por unanimidad, señala que deberá desempeñar sus funciones en puestos compatibles o adaptados a sus capacidades.

La Permanente del CGPJ acogió así el criterio del vocal Juan Manuel Fernández, recogido en un informe en el que recordaba que el artículo 49 de la Constitución obliga a los poderes públicos a realizar políticas de integración de los discapacitados y a ampararles en el ejercicio de sus derechos y que el artículo 301.8 de la LOPJ dispone que en las convocatorias para el ingreso en la carrera judicial se reservará un cupo no inferior al 5 % de las vacantes para ser cubiertas por personas con discapacidad en grado igual o superior al 33 %.

El informe de Fernández, que también es presidente del Foro Justicia y Discapacidad, sostenía que son excepcionales los medios de prueba «que exijan la utilización del sentido de la vista de un modo insustituible» y agregaba que en la actualidad existen instrumentos tecnológicos que hacen fácilmente accesible cualquier documento a las personas invidentes.

«Me llamo Gabriel y soy invidente. Eso no ha supuesto un impedimento para que termine mis estudios de Derecho pero sí para continuar con mi carrera: quiero ser juez, pero nadie me dice si puedo serlo. ¿Me ayudas a conseguirlo? Puedes hacerlo firmando mi petición», fue el mensaje concreto que hizo Gabriel en la red.  

«Quiero opositar para ser juez», explicaba. Y es que nada más acabar su carrera, acudió a la Audiencia Provincial de Valladolid. «Allí no me pusieron problema pero me dijeron que no me daban garantías de que con mi condición de invidente pudiera ejercer como juez. Me remitieron al Consejo General del Poder Judicial, donde pedí información por escrito para mi caso. Al tiempo ellos me mandaron al Ministerio de Justicia. Llevo meses esperando respuesta y ya he perdido la oportunidad de empezar con mis oposiciones este año. Por eso inicié una petición en Change.org», explicaba.

Tras conocer el acuerdo unánime del Consejo, Gabriel comentó esta semana su alegría. «Pienso que es justo lo que planteo», añadió. E insistió con una frase lapidaria: «Más vale tarde que nunca».

En su opinión, la decisión adoptada por unanimidad por la Comisión Permanente del CGPJ supone un importante avance, «No sólo me abre las puertas a mí para poder acceder a la judicatura, sino a todas las personas con discapacidad visual que en el futuro quieran plantearse este objetivo». Gabriel se dirigió al órgano de gobierno de los jueces para saber si podía ejercer como juez pese a ser ciego. No fue una pregunta más. En función del resultado, según ha confesado ahora, iba a determinar si preparaba o no unas oposiciones que, de media, llevan cuatro o cinco años de estudio. Ahora el reto es estudiar, pero al menos el horizonte es esperanzador.