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León

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La andanada | pedro vicente

Tras la tempestad viene la calma y, en plena resaca de la contienda electoral del pasado domingo, sus señorías no estaban ayer nada animados a protagonizar las refriegas dialécticas habituales en cada pleno de las Cortes. Sobre todo cuando ninguno de los principales contendientes ha salido bien librado de las urnas.

A Óscar López, uno de los grandes damnificados del batacazo socialista, le tocaba abrir el turno de preguntas a la Junta, y el apagado tono en que lo hizo delató que aún no se ha sobrepuesto al mazazo. Por si acaso, poniéndose la venda antes de la herida, comenzó por reconocer unos malos resultados electorales que, eso sí, de soslayo, extendió también al PP. Después expuso el problema del paro juvenil que aqueja a Castilla y León con una serie de datos refutados por el presidente de la Junta, que le reprochó «hacer trampas en la brisca» por mezclar el problema de la crisis económica con el de la despoblación. En su respuesta, Juan Vicente Herrera no hizo alusión alguna a las pasadas elecciones.

En ese tono un tanto lánguido transcurrieron casi todas las preguntas y sus correspondientes respuestas. Hasta la habitual confrontación entre el socialista Fernández Cardo y el consejero Tomás Villanueva, discurrió sin mayor tensión. Aunque dijo que quería «hablar de personas y no de números», Cardo esgrimió todo una batería de datos numéricos para ilustrar los efectos de la crisis en la provincia de León. Y Villanueva le contestó recordándole que la crisis había comenzado con Zapatero, cuya herencia invocó para justificar las medidas aplicadas por el actual gobierno del PP. Discrepancia absoluta, pero sin la acritud de anteriores ocasiones. Tampoco llegó la sangre al río en el clásico duelo entre la socialista Ana Muñoz y el consejero Antonio Silván, centrado esta vez en el decreto-ley de medidas urgentes en materia de vivienda. El juego del ratón y el gato, tan frecuente en las preguntas de la oposición a la Junta, deparó ayer un intercambio de papeles muy parecido al mundo al revés. El consejero eludió facilitar los datos solicitados por la procuradora, ante lo cual ésta utilizó su turno posterior para revelar los mismos con todo tipo de detalles. A tal punto llegó dicho intercambio que Muñoz incurrió en el lapsus de referirse a sí misma como «esta consejera», lo que provocó el regocijo general del hemiciclo.

El leonesista Alejandro Valderas era el único miembro de la Cámara no concernido por los resultados electorales del pasado domingo, por lo que no cabe atribuirle ningún decaimiento de ánimo. Con el pausado tono que le caracteriza, ayer debatió con el presidente Herrera sobre la situación de Las Médulas. Salvo el constante aumento de visitantes al paraje, ambos no coincidieron prácticamente en nada. Mientras que para el procurador la gestión de la Junta está siendo «bastante incompetente», para el presidente la actuación está siendo la adecuada. «Y no le exija usted a la Junta que llegue donde no llegan los jueces y fiscales», dijo Herrera en relación con actividad que mantiene la cantera de Catisa.

Valderas volvió ayer a la carga con la vieja reivindicación de que se extiendan al aeropuerto de León los vuelos del «Club de los 60», tal como se decidió hace tiempo por acuerdo parlamentario. Ocurre, según la consejera de Familia, que ninguna de las empresas que concurren a dichos viajes ha ofertado vuelos desde León. Y así no hay forma, claro.

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