A zaga de tu huella

La agenda del estreno veraniego carece de la cadencia poética del Mudejarillo en su verso. Son más los truenos con sus rayos. Llegados a estas alturas del calendario, nos dejamos vencer por la galbana y los aconteceres no discurren a toque de centella ni regalan en su tránsito emisiones de bálsamo divino. Al contrario, rizan el sendero hasta volver al punto de partida. La recurrencia se nota especialmente en sesiones como la del debate sobre el Estado de la Comunidad. Nutrida de argumentos y surtida de voces diferentes. La convocatoria combina el balance con los proyectos, el examen al curso pasado con las propuestas para despejar el horizonte. Aunque las resoluciones del pleno se votan esta mañana, no resulta arriesgado anticipar el acuerdo en un puñado de asuntos cruciales, algunos por su urgencia y otros por su alcance. El más acuciante es el que se refiere a la cobertura alimenticia de los niños en desamparo, que según datos oficiales son 1.165 en Castilla y León. Niños que no tienen garantizada su alimentación durante el verano, cuando cierran los comedores escolares. Van a ser atendidos en el núcleo familiar con una ayuda de emergencia dotada con millón y medio.

También habrá acuerdo para el reforzamiento de la política de becas con un programa propio que tape los huecos dejados por el ministerio. Con una novedad importante: el próximo curso la convocatoria se resolverá en enero, al aprobarse el presupuesto, y no cuando ya apunta el verano. El resto de los pactos previsibles tienen que ver con la fijación de una postura firme y conjunta en el proceso de negociación de la financiación autonómica, que se atenga a los criterios marcados por el Estatuto de Autonomía, con el desarrollo de un acuerdo industrial que articule la ley actualmente en tramitación parlamentaria y con el avance en los mapas de servicios y áreas funcionales de la Ordenación del Territorio.

Pocos asuntos nuevos si hacemos balance de las ocho horas de debate. En su transcurso repican, en cambio, cuestiones que obligan a mirar el retrovisor. ¿Recuerdan el portazo al carbón? Hace unas fechas, la Audiencia Nacional dictó sentencia obligando al cumplimiento de los compromisos pendientes con Asturias, cuyo monto se acerca a los doscientos cincuenta millones. Desde aquí nadie pleiteó cuando el ministro Soria desafió la legalidad supeditando la financiación de las compensaciones por el cese de actividad a la existencia de presupuesto. La victoria asturiana en los tribunales nos recuerda la deuda ministerial con nuestros valles mineros. Suponiendo que las instituciones lo exijan, y ya va siendo hora, ¿acabará por llegar a destino algún día? Aún más: ¿quedará alguien entonces para aprovecharlo? Este tipo de envíos mineros siempre se recogen, aunque la experiencia nos muestre que el destino pocas veces fue el adecuado. Aunque mejor no mentar la bicha en casa del mordido. De momento, en este debate la minería queda como un asunto sobre el que se cruzan reproches y a cuya consideración se aplica como paliativo la melancolía. Dan más juego otros ejercicios pirotécnicos, como la limitación del gobierno a dos mandatos o la supresión del aforamiento de los procuradores. Iniciativas sin duda saludables de regeneración, pero que siempre se plantean desde la retaguardia y con escasas posibilidades de éxito. Por si acaso.