Apoyo para crear vida
Red Madre en Castilla y León presta en el último año ayuda a casi un millar de embarazadas y mujeres con bebés en dificultades, la mitad de menos de 25 años.
Son embarazadas y mujeres con bebés que atraviesan problemas económicos y buscan ayuda en las asociaciones de Red Madre en Castilla y León. Acuden para recibir productos de primera necesidad para sus hijos pequeños pero también orientación, protección y acompañamiento. «No sólo vienen para tener cubiertas las necesidades de leche, pañales y ropa del bebé sino que es importante que se sientan apoyadas y tengan una persona con quien hablar y contar su problemática», asegura la presidenta de la federación regional, Rosario Bachiller. El ejemplo más claro lo encuentran en la mujer que no tiene necesidades económicas y sólo busca una compañía ante la soledad que experimentan por falta de apoyo de su pareja o familia ante un embarazo o la maternidad.
Y cada vez son más, puesto que entre enero y octubre del año pasado, la Federación Red Madre Castilla y León atendió a 858 mujeres de las nueve provincias de la Comunidad, un número superior a las registradas en todo 2013 que alcanzaron las 801. Personas que, en ese tiempo, requirieron 12.000 atenciones que van desde consultas por teléfono o por correo electrónico (más de 5.000), labores de asesoramiento, ayuda psicológica y emocional, atención pediátrica y escuchas hasta asistencias, asesoramiento jurídico, acompañamientos, apoyo post-parto y búsqueda de recursos pasando por la entrega de productos de primera necesidad como pañales, leche, material de aseo y ropa. Tal volumen de servicios sería imposible de atender sin la colaboración de personas voluntarias y colaboradores.
Voluntarias que trabajan, por ejemplo, en la sede de Red Madre Valladolid, ubicada en un piso junto a la parroquia de San Ildefonso. A primera hora de la tarde, la mayor parte de ellas está en una habitación que hace las veces de ropero. Allí, clasifican, ordenan y colocan —por edad y sexo— cientos de prendas que previamente han lavado.
Las madres de los recién nacidos reciben, al principio, una canastilla pero luego acuden periódicamente a por pañales, leche y ropa, en función de sus necesidades. También, se les facilita otros enseres como cunas, tronas, hamacas y coches de paseo, que aguardan en el sótano de los locales parroquiales. La entrega de todos estos productos, casi siempre donados, se prolonga hasta que el niño cumple año y medio.
Ahora, más españolas
La crisis económica está detrás de muchas de las atenciones materiales que cubre Red Madre, con un alto porcentaje de mujeres jóvenes. No en vano, seis de cada diez usuarias de los servicios de la entidad en 2014 tenían menos de 25 años. Pese a la corta edad de las embarazadas y madres con bebés que acuden a la entidad en busca de apoyo, el perfil de la beneficiaria ha variado en los últimos años puesto que antes eran aún más jóvenes. Pese a eso, el 5% de ellas contaba con menos de 16 años. También hay un cambio de tendencia y las mujeres extranjeras han dejado paso a las nacionales, que ya suponen el 64% del total.
La falta de recursos influye en que las familias en paro se planteen abortar por falta de ayudas pero también hay madres que optan por la interrupción voluntaria del embarazado al no contar con el apoyo de su pareja o tener un entorno familiar inestable. Y ahí es donde entra en juego Red Madre que tiene como objetivo apoyar a la mujer gestante, que vive una situación de vulnerabilidad o exclusión, para que consiga una integración plena en la sociedad. También ayuda a las mujeres que padecen las secuelas de un aborto provocado, que suponen entre el 5 y el 7% del total de las beneficiarias en la Comunidad.
Bachiller deja claro que Red Madre es una asociación aconfesional y laica, donde hay un respeto por la libertad de la mujer. «Nosotros estamos a favor de la vida pero si la embarazada decide abortar se le ayuda y en ningún caso sufre un abandono», precisa. De ahí, el lema de la asociación: ‘Nunca estarás sola’. La entidad busca ser un recurso para las mujeres embarazadas que no saben dónde acudir, con miedo al «qué dirán» o quienes piensan que la única salida es el aborto.
El primer contacto con la asociación suele ser a través de una llamada telefónica.