Un acto con todo tipo de sensibilidades
Tudanda conversa con Demetrio Madrid en presencia de Nalda.
El acto, celebrado, en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, sirvió un año más de punto de encuentro para la Comunidad, ya que tradicionalmente asisten los principales dirigentes de las fuerzas políticas, de las instituciones autonómicas y del Estado, así como de las organizaciones sindicales y empresariales.
Entre los numerosos asistentes al acto, se encontraban la presidenta de las Cortes, Josefa García Cirac; los consejeros del Gobierno autonómico; el delegado del Gobierno en la Comunidad, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que se estrenó en el cargo, y numerosos alcaldes y presidentes de diputación. Entre otros, Emilio Orejas.
De las filas socialistas, acudieron el secretario general del PSCyL-PSOE, Luis Tudanca, que encabezó la delegación, en la que se encontraba la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Ana Redondo, y la secretaria de Organización de la formación, Ana Sánchez. Izquierda Unida estuvo representada por el coordinador regional y portavoz del Grupo Mixto, José María González. También, acudió, como portavoz del PP en las Cortes, Carlos Fernández Carriedo, y el secretario autonómico del PP, Alfonso Fernández Mañueco.
Tampoco faltaron expresidentes de la Junta como Demetrio Madrid; el vicepresidente primero del Senado, Juan José Lucas, y el director general de la Policía, Ignacio Cosidó. Junto a ellos, los presidentes del Consejo de Cuentas, Consultivo y del Consejo Económico y Social, Jesús Encabo, Mario Amilivia y Germán Barrios.
El discurso de Herrero, en nombre de los premiados, supuso, en cierto modo, una ruptura con otra tradición, la que asigna al distinguido en la modalidad de Letras la obligación de agradecer los Premios Castilla y León en nombre de todos los compañeros galardonados, a quienes dedicó una sola frase.
Centró en sí mismo la segunda parte de su intervención, al ocuparse brevemente de su «docenilla larga de libros de poesía», y remató con la lectura de un poema, titulado «Catastro» y que, según sus palabras, «se sostiene en su semántica con palabras viejas de Castilla, que tanto amo».