Un párroco de Soria lleva a su casa en Nochebuena a varios excluidos sociales
Desde hace catorce años invita a cenar con su familia a presos con permiso y transeúntes, a los que da cobijo.
Ángel Hernández Ayllón, párroco de la iglesia de La Mayor de la capital soriana, cenó esta Nochebuena, al igual que en los últimos años, con los llamados «excluidos sociales de Soria». Les llevó a casa de sus padres a pasar la noche «más familiar» del año. Ni se enorgullece ni lo cuenta como un héroe, ya que su leitmotiv de ayuda al prójimo no entiende de nacionalidades, ni de delitos, ni de juicios paralelos. «Si das amor, recibes amor», resume.
La primera vez que llevó a presos con permiso a cenar por Navidad reconoce que su madre le preguntó asustada a qué obedecía tal invitación. Actualmente, sin embargo, le interroga acerca de a cuántos va a invitar y sí vendrán «zutano o mengano».
Este párroco joven, capellán de la cárcel de Soria, no ha iniciado ninguna campaña caritativa promovida por ningún gobierno, ni pretende remover conciencia alguna. Su acción cristiana de ayuda al prójimo, pero sobre todo, «a los invisibles» empezó hace al menos catorce años. «Habitualmente vivo con presos con permiso y transeúntes a los que, cuando cae la noche, algunos colaboradores y yo invitamos a venir a casa. En Soria hace mucho frío», indica
No sólo les da cobijo, José Moreno, quien estuvo en la cárcel y contó con ayuda del sacerdote, cuenta que, juntos, recorren todas las noches El Collado y la Dehesa en busca de vagabundos a los que acomoda en su casa. Al día siguiente, intenta darles una salida. «Si tiene que pagarles el billete se lo paga. Eso sí, siempre a través de un trato, que consiste en ayudarles a que busquen una salida a su vida».