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Volver es el mejor regalo

Cuatro jóvenes emigrantes de Burgos descubren lo que sienten por un país al que no saben sin volverán para trabajar.

Javier Sierra, Adrián Lara, Miriam López y Diego Fernández-Lomana, ante la catedral de Burgos.

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l. sierra | burgos
León

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Pasean por sus calles, por los rincones que les vieron crecer. Miran a sus vecinos, saludan con la mano y hasta con alguna voz alzada. Felicitan a los suyos. Están de nuevo en casa; en España. El país del que salieron hace cuatro, uno, siete o cinco años cuando sus circunstancias personales o profesionales les obligaron a coger la maleta para convertirse en emigrantes. Todos tienen un denominador común: son jóvenes, burgaleses y, como el anuncio del turrón, vuelven a casa por Navidad. El mejor regalo.

Miriam López, de 29 años, saborea un mosto en uno de sus bares favoritos. «Es lo que más echo de menos, comerme unas bravas y pedir un mosto. Puede parecer estúpido pero cuando estás lejos de casa estas cosas son de las que más echas de menos». Miriam es una emigrante más. Una de tantas. Su vida y la de su país de acogida, Luxemburgo, se cruzaron hace ahora cuatro años tras haber pasado por otros como Suecia. «Ya me siento europea», confiesa en declaraciones a Ical la periodista.

Junto a ella, se encuentra su pareja, Diego Fernández-Lomana, también burgalés, a quien Miriam empujó a salir de España. «Bueno Miriam y el trabajo que tenía aquí...Tenía ganas de progresar y lo he conseguido. Trabajo en lo mismo pero me siento más valorado y cobro más del doble», destaca. Es mecánico y tiene la suerte de hacer lo que más le gusta y de poder meter mano a coches que en España apenas se ven. Vehículos de lujo exclusivos con los que adquiere formación y una experiencia que en su ciudad natal no podría adquirir. «Sigo echando de menos España, pero es complicado volver», asevera.

El mismo sentimiento de añoranza lo comparte Adrián Lara, un ingeniero burgalés de 30 años que realiza su doctorado en la prestigiosa universidad holandesa de Ingeniería Aeroespacial de Delft. A punto de concluir su tesis doctoral y poner final a años de estudio y trabajo, emplea sus vacaciones en España para revisar su correo electrónico y ver si alguna de las empresas a las que están mandando su currículum quiere contar con él. «Allí hay mucho movimiento y se encuentra trabajo con más facilidad. Una persona, sea cual sea su formación, está más valorada en salario y mucho más motivada que en España. La lástima es que anochece a las tres de la tarde», bromea el burgalés.

Esas ganas de progresar son las que llevaron a Javier Sierra, de 22 años, a emprender rumbo a la ciudad francesa de Toulouse con el ánimo de cursar un máster en Ingeniería Aeroespacial en el campus de Isae-Supaero, uno de los mejores del mundo. Tras pasar por la Universidad de León donde concluyó sus estudios con una media insuperable, el burgalés puso rumbo al sur de Francia gracias a una beca concedida por las empresas aeronáuticas que participan en el máster, entre las que se encuentra Airbus. «Todo ha sido fácil y me estoy adaptando perfectamente al país y al idioma. Las cosas no son tan distintas que en España, aunque en asuntos como en la formación se ve que nos sacan ventaja», apuntó.

Navidades en familia

Para los cuatro, lo mejor de estos días es poder estar en casa y escuchar «las voces que da tu madre desde la cocina», o el bullicio propio de cualquier bar de barrio tal día como hoy. «Eso allí sería impensable. Me encanta volver a tomar champán en Nochebuena con los amigos y verles. Aunque tenemos amigos allí, nada es igual. La gente va y viene y todos acaban haciendo su vida», relata la burgalesa.

Para Adrián sería impensable pasar la Navidad lejos de los suyos. «Me encanta juntarme con la familia, con mis tíos, con mis primos y pasar estos días juntos. Reconozco que no podría pasar un 6 de enero lejos de casa porque en ese sentido sigo siendo como un niño. Es un día mágico», destaca Lara, que siempre cuadra su periodo vacacional para poder estar hasta el 7 de enero. «El día de Reyes en España para mí, es sagrado», asevera.

Algo parecido piensa Sierra, que destaca que «lo más importante» es volver a ver a sus padres, a su tío y a sus hermanas porque «aunque hablemos por Skype y por el móvil nada es lo mismo». Asimismo, se alegra de estar con sus amigos de toda la vida. Los mismos que le acompañan desde que apenas era un crío. «Es lo mejor de volver...» añade.

Si hay una situación que impacta a los cuatro es la de haberse convertido en «emigrantes o exiliados» por un periodo «indeterminado de tiempo». «Mi madre siempre me dice, hija, quédate un año más que aquí las cosas no acaban de estar mejor», explica López, quien dejó su trabajo hace apenas un mes con el ánimo de encontrar algo mejor «en España o en cualquier país de Europa.