La Alberca saca a pantajeros y maragatas contra malos espíritus
isabel garcía | salamanca
El pintoresco municipio salmantino de La Alberca celebró ayer la fiesta de los patajenos y maragatas para retornar al primigenio espíritu del carnaval, la fiesta pagana de la fertilidad y la fortuna.
Durante el desfile, varios hombres simulan ser toros, con la cara pintada de negro, y portando cencerros y un palo intentan pillar a los pantajenos, embutidos en sacos llenos de heno, que suelen acabar rodando por el suelo.
La tradición también saca a la calle a las maragatas, mujeres con la cara cubierta y vestidas con ropajes típicos de la comarca de la Maragatería, a la que deben su nombre, porque al parecer, pobladores de esa zona leonesa terminaron en este pueblo salmantino.
«No sabemos ni de cuándo ni de dónde viene el origen de esta tradición pero la debieron introducir pobladores de esa zona», apunta una vecina. Al atuendo se le unen unos mantones de Manila y éstas, que van chillando durante la danza, suelen estar protegidas por hombres y mujeres ensabanados, que evitan con una vara que los malos espíritus se acerquen a ellas.