Cerrar

la solidaridad funciona

El mejor regalo de Iker

La solidaridad de cientos de burgaleses hace posible que la familia de Iker, un niño de ocho años con una enfermedad rara, consiga una silla de ruedas para que el pequeño pueda desplazarse y salir de casa.

Iker con la silla que ha conseguido gracias a la solidaridad de los burgaleses. RICARDO ORDÓÑEZ

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

l. sierra | burgos

Para Leticia la sonrisa que más vale en este mundo es la de su hijo Iker de ocho años. Bueno la de él y la del mayor, Ángel, de 14. Como cualquier madre, entiende que «su mayor logro y su tesoro» reside en lo que sus hijos le aportan día a día. Esta joven burgalesa de 35 años, luchadora por naturaleza, no tiene palabras para agradecer a la sociedad burgalesa lo que «le han dado a su familia». Hace menos de un mes, «y después de montar una buena en Facebook», consiguió que su pequeño Iker pudiera salir de casa en una silla de ruedas de su tamaño. Sus dos hijos nacieron con el denominado Complejo de Dandy Walker con hipoplasia del cuerpo calloso. Una enfermedad rara que hace que quienes la sufren sean niños o bebés de por vida.

No sabe si por casualidad o por «eso que llaman destino», Leticia y su familia, vive desde hace algún tiempo de alquiler en la calle Solidaridad de la zona nueva del barrio de Gamonal. «Ahora lo pienso y no me parece casual porque lo que la gente está ayudando a mis hijos es mucho». Parada y con dos hijos discapacitados, Leticia «se las ve y se las desea» para poder llegar a fin de mes porque «lo que nos dan de ayuda desde el Gobierno es muy poco».

Como tantas madres con hijos dependientes, Leticia no trabaja desde hace años. Lo hizo de secretaria hasta que la empresa familia cerró y luego vio que con los dos niños «era más que imposible». «Mi pareja trabaja a media jornada ahora y con eso y lo que nos dan de ayudas vamos tirando. Hay meses que tenemos que recurrir a la familia, los amigos», indica en declaraciones a Ical esta auténtica madre coraje para quien sus hijos «son lo único importante». «Sólo quiero que ellos sonrían y tengan una vida digna», apostilla.

De ahí que hace menos de un mes, y viendo que la silla del pequeño Iker se quedaba pequeña ya para su edad, echase mano de su Facebook, donde encuentra una vía de escape para mostrar «una realidad muy común» —la vida de sus hijos discapacitados— para pedir ayuda. «La silla que necesitaba Iker cuesta más de 2.300 euros y no estamos en nuestro mejor momento económico. Los zapatos que llevan tanto Iker como Ángel son de ortopedia y los más baratos cuestan 80 euros. Imagínate...», destaca.

Recuerda que la idea del mensaje en Facebook se le ocurrió un domingo. «Por si alguien tiene...Tengo dos niños con discapacidad y necesito una silla especial...»destacó Leticia en un mensaje colgado en su muro junto a una foto con la silla que utiliza Ángel y que «era del tipo de la que teníamos que comprar». A los pocos minutos, la burgalesa comenzó a recibir cientos de mensajes y fue así como conoció a Laura Villagrasa, responsable de Cadena de Favores.

«Desde ahí todo fue rodado», manifiesta la madre de Iker. «Ellos se pusieron en contacto conmigo y organizaron un mercadillo solidario. Nunca podré agradecerles lo que han hecho por mi familia. Bueno, a ellos ni a los burgaleses, claro», añade. Cabe recordar que la labor que lleva a cabo Cadena de Favores no se enmarca ni dentro de una ONG. Es un asociación, arraigada al barrio de Gamonal, que «lleva ayuda a las familias que peor están pasando la crisis». Todo vale, leche, pañales, fruta y hasta un mercadillo, como ya han hecho en varias ocasiones.

El fin de semana del 7 y 8 de mayo fue la fecha elegida para montar en un comercio del barrio de Gamonal el mercadillo solidario para Iker. En apenas dos días se recaudaron más de 3.000 euros. «Al día siguiente Iker cumplía ocho años y no pudo tener mejor regalo. Nunca se nos olvidará este octavo cumpleaños», rememora Leticia junto a Kiko, su pareja, «y el verdadero padre de los pequeños», pese a no ser el biológico, del que se separó hace años.

El muro de Facebook de Leticia fue testigo de la llegada de la silla de Iker y del primer paseo del pequeño. «Al principio no se hacía mucho a ella porque extrañaba la otra pero pronto le ha cogido el gusto».