Condenan a un veterinario de Segovia por maltrato animal
Su perro sufrió un atropello en el que resultó lesionado de importancia y lo metió en un saco que depositó en un contenedor de cadáveres.
efe | segovia
El Juzgado de lo Penal número 1 de Segovia ha condenado a un veterinario de 57 años a una pena de cuatro meses y medio de cárcel, a dieciocho meses de inhabilitación profesional y a indemnizar con 854,78 euros a la Asociación para la Defensa de los Animales, por depositar a su perro herido en un contenedor.
Según explica la sentencia, el perro de nombre Canelo fue atropellado en diciembre de 2012 en la vía urbana del barrio Fuentemilanos y sufrió «importantes lesiones».
El acusado y dueño del animal optó por meterlo en un saco, lo ató con una cuerda y lo depositó en un contenedor de cadáveres de una explotación de porcino situada en el paraje del Campillo de Torremilanos, próxima a las carreteras N-110 y SG-313.
Este hecho, según denunció la Asociación para la Defensa de los Animales, y como ha considerado probado el juez, «aumentó y prolongó el sufrimiento del animal».
Un ganadero encontró horas después al perro malherido y dio aviso a la policía local que se encargó de trasladarlo a una clínica veterinaria en Segovia, donde le apreciaron «múltiples contusiones por todo el cuerpo, hipotermia, deshidratación, exoftalmia y prolapso de iris del ojo izquierdo, así como pérdida relativa de consciencia».
Finalmente el animal se recuperó y fue adoptado gracias a las labores de la asociación, quien ha calificado los hechos de «espeluznantes» y ha puesto de manifiesto que «con las modificaciones que se han introducido en la ley, en la actualidad la sentencia condenatoria habría sido más dura».
En este sentido, ha reclamado que se modifique la legislación y que se reconozca que «los animales son seres con sentimientos», como ya lo hacen otros países de la Unión Europea.
Además, el Juzgado de lo Penal número uno de Zamora condenó a ocho meses de prisión por un delito continuado de maltrato animal a un hombre denunciado por la asociación Defensa Animal Zamora (DAZ) por matar a tiros a los perros que criaba y no lograba vender.